Orando, orando, orando
30 September 2021

Orando, orando, orando

Pablo: Reavivado por una pasión - Eudaldo Rosado
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“Con  respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con  él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro  modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu ni por palabra ni por  carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está  cerca” (2 Tesalonicenses 2:1, 2).


En 2 Tesalonicenses  capítulo 2, Pablo anima a la iglesia a continuar firmes en la verdad  recibida, y que no permitan ser engañados por nada ni por nadie.  Anticipa que habría un desvío de la fe, y que el anticristo se  manifestará antes del Día del Señor. Describe al hijo de perdición como  un poder arrogante y dominador que reclama ser adorado, asume  prerrogativas divinas y se presenta como si fuese el mismo Dios.


En  un sentido más amplio, este poder se identifica como el mismo Satanás,  quien ha pretendido ser como el Altísimo. Satanás extrema sus esfuerzos  para presentarse como Dios y destruir a todos lo que se le oponen. Está  activo, actuando como acusador y engañador. Todo aquel que descuida su  comunión con Dios se constituye en presa fácil de los engaños del  enemigo, al dar crédito fácilmente a las mentiras presentadas por  aquellos que se oponen al verdadero Dios.


¿Cómo enfrentar a este experimentado engañador? Pablo aconseja permanecer firmes y vivir las buenas enseñanzas recibidas. Tanto  el Salvador y el Consolador como el Acusador y Engañador se disputan el  dominio de nuestra mente y corazón. El primero lo hace con cuerdas de  amor y verdad; el segundo, con lazos de engaño y mentira.


Elena  de White nos dice que cuando Satanás ve que corre peligro de perder a  un alma, hace cuanto puede para conservarla, y mucho más cuando el  tentado y afligido busca a Jesús (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 122).


Jorge Benny comparte seis claves de una experiencia victoriosa: ¿Cómo  vencer en la vida? Orando. ¿Cómo vencer al diablo? Orando. ¿Cómo vencer  las pruebas? Orando. ¿Cómo vencer las tentaciones? Orando. ¿Cómo vencer  las tribulaciones? Orando. ¿Cómo vencer las persecuciones? Orando.


Sin  oración seremos siempre derrotados. Necesitamos hacer de la oración  nuestro estilo de vivir permanentemente en la presencia de Dios. Nuestra única alternativa de victoria es permanecer al lado de Cristo, orando  para que el Espíritu Santo nos conceda sabiduría con el fin de  reconocer las mentiras y las fuerzas para permanecer del lado de la  verdad.


Es una lucha injusta y desigual, con derrota garantizada, si luchamos solos; sin embargo, “si  el que está en peligro persevera, y en su impotencia se aferra a los  méritos de la sangre de Cristo, nuestro Salvador escucha la ferviente  oración de fe, y envía refuerzos de ángeles poderosos en fortaleza para  que lo libren” (ibíd.).