El 14 de abril de 1983, David Bowie conquistó el mundo con «Let's Dance», un álbum que transformó su carrera.
Contó con la producción de Nile Rodgers, una banda estelar con Stevie Ray Vaughan a la guitarra, y un proceso de grabación vertiginoso que dio vida a un disco icónico en sólo 17 días.
El éxito de «Let's Dance» llevó a David Bowie a una gira de estadios masivos y le convirtió en una superestrella, aunque a un precio: su relación con la música y el público comenzó a cambiar.