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“Por décadas los apellidos en México fueron como una especie de llave mágica […]. Apellidarse Cárdenas, Salinas, X. González, garantizaba el éxito casi de cualquier cosa”. En la política y el mundo empresarial pesan mucho los apellidos y aunque llevar un apellido con fama pública puede considerarse un privilegio, también puede convertirse en una maldición. Sobre este tema nos habla Francisco Cruz en su columna semanal para Pulso Noticias de Radio Educación.