En Puero Vallarta las urracas vuelan bajito y cuando hay tormenta los truneos remeen la tierra. Como si fuesen a arrasar, la línea del horizonte se difumina y se pierde la noción de dónde acaba el mar y dónde debe empezar elcielo. También hay cerro como verdes cortinas, ese verde frescor que sólo se salpica con nubles blancas de algodón.