Cuando se pierde el sentido de nuestra vida laboral, perdemos la vida en nuestro trabajo.
Es nuestra convicción que nuestras cargas sociales y laborales, no nos están permitiendo explorar y/o unir experiencias diversas que nos permitan comprender mejor el mundo paradojal y discontinuo que enfrentamos. No nos queda tiempo para ello, es lo que se percibe y declara.
La mayor parte de las personas en general están destinando casi la totalidad de su tiempo hábil para “producir” y si bien son conscientes que hay otras posibilidades de aprendizaje y expresiones humanas, como el “crear” no se están aprovechando. Estamos más dedicados en producir, más que en sostener la exploración y ser felices.
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