Refléjate en tu respiro y haz que él
se refleje en ti, por lo que deberías
concentrarte solo en tu respiro,
observarte bien.
Con cada respiro ve atendiendo cada parte de ti,
que no exista tensión ni malestar, ni molestia.
Entrega tu físico, deposítalo ahí,
en el espacio que ocupas.
Que cada respiro te ayude.
Observa cómo has avanzado,
si existe facilidad o, por el contrario,
te contraes, se te dificulta.
De ser así, respira más,
con tal sutilidad, no emitas sonido,
ni te ocupes en movimientos,
inmóvil, silencioso, sostenido
y en cierta forma liberado.
Si la mente te ocupa,
libérala también con cada respiro,
sin anular, sin sofocar,
sin inhibir ningún pensamiento
tan solo permite que fluyan.
Que todo transite a través de ti
y que no haya atasco, demora,
traba, bloqueo.
Haz que el respiro te libere
de cualquier tensión, inquietud, inhibición.
Nuestro cuerpo, nuestra alma aquí,
en libre tránsito, en perfecta elección,
en tiempo medido, en configuración exacta,
en petición de amor, en tarea.
Y el respiro que te dice
ni más ni menos lo que tienes que hacer,
cuándo, dónde, cómo y hasta qué momento,
cuando decidas cesar.
Te llenas brevemente y te vacías ampliamente.
Nuestro cuerpo y nuestra alma aquí,
conscientes hoy, y todo lo que ocurre,
y todo lo que está pasando,
y todo el planeta activo,
sofocando el vértigo,
atestiguando la destrucción,
padeciendo la inconsciencia,
resistiendo la inconformidad
y brindando todo.
¿Qué te falta?
¿Qué no existe?
¿Qué no encuentras?
¿Qué exiges?
¿Qué tomas?
¿Qué das?
Tu cuerpo y tu alma
en este depósito de conciencias
-los más, sin saber aún qué hacen aquí,
qué o quién los depositó,
con qué plan, qué objetivo, cuál propósito-,
siendo más que un recurso,
conteniendo más que una esperanza,
manifestando más que la vida misma.
Y el respiro quedo, silencioso, sosteniendo,
aliviado, sabiéndose en el estadio perfecto,
para esta elevación.
¿O prefieres quedarte en el depósito?
Haciendo bulto, siendo usado,
contabilizado, detectado, manejado.
¿Quién te saca de aquí?
¿Quién se va a atrever?
¿Quién se hartó ya?
¿Quién quiere renunciar?
¿Quién se niega a matar su tiempo?
¿Quién avista su libertad?
¿Quién ansía ser más?
El respiro cesa, el cuerpo ni pesa,
y el alma tampoco.
El respiro brinda su aliento,
tan interno.
Y los misiles caen,
y los cuerpos caen,
y quien ejecuta, nada sabe.
Y de alguna forma, quien cae, te libera
y tú liberas a quien cae,
y se manifiesta la conciencia,
y estás ahí, eres ahí, respiras ahí.
Nunca más elijas este depósito,
hazte propósito, recuerda más,
recuerda ésto y acuérdate de Aquello.
Retorna al principio,
aquí nunca habrá final y menos, gozoso.
Aspira a tu Ser.
Aspira Gloria.
Aspira paz.
Nunca más.
Recoge tu respiro,
atiende tu alma,
retorna a tu cuerpo,
abre los ojos, estás aquí.
Considera eso.Ve lo que pasa.
Considera eso.
Respira profundo,
restablecete aquí y ahora,
retoma fuerzas y recuerda:
sé más.
Agradécete.
Om Namaha Shivaya