Haz cada respiro consciente,
sabiendo exactamente lo que inhalas,
cómo y qué retienes,
y lo que quieres expulsar,
exhalando también a profundidad, vaciándote,
y más consciente aún, de lo que te llenas.
Este aire que hace atmósfera,
este prana que alimenta vidas,
estos vientos confusos que hacen,
que forman, tantas corrientes de creencias,
de pensamientos, de ideales y hasta de esperanza.
Decide bien de qué quieres llenarte.
Qué de todo lo que existe, decides tomar.
Cómo ha sido que este planeta,
sea tu propia creación.
¿Qué crees se mantiene ahí
todavía puro, respirable?
¿Y qué está contaminado?
¿Con qué fluidez, aceptación, respiras todo eso?
¿Qué percibes cuando respiras así?
¿De qué te impregnas?
¿Qué encuentras en medio de todo esto,
para lo que quieres en ti?
¿Sabes ubicarte en todo este espacio,
tan inmenso, tan poblado y hasta denso?
¿Sabes estar ahí, guardar posición,
reconocerte en ti?
Y el respiro que aquieta,
que aunque imagines paisajes,
revivas situaciones, te pierdas en extensiones,
estás ahí, en ti.
Que logres estabilidad así como serenidad,
mezcla de reposo con quietud.
Reposas en ti.
Tu Ser quiere estar quieto, y lo logras.
Y es el respiro tan profundo y consciente.
Y haces acuerdo de olvido,
aunque sea en instantes,
y permaneces ahí, en quietud.
Y esa mente que te respeta.
¿Te respeta tu mente?
¿Le has dado aviso que debe ser así?
Que acata un principio
que desde siempre existe en ti.
Que ha sido creada para eso,
y que lo que tú recreas, debería ser también,
para ganarte tu respeto.
Y respiras con sumo respeto.
Es cuando tu mente se regocija
por el respeto que le tienes y responde,
se percibe, se acalla, se sensibiliza
y se ordena como nunca.
Y se guarda, se guarda respeto por ti,
por lo que piensas, por lo que elaboras,
por lo que aspiras, por lo que ansías,
por lo que amas.
Y sabe que amas estar así,
es un acto de respeto hacia ti, por ti,
por lo que crees eres, por lo que crees sentir,
por lo que de verdad quieres.
Y el respiro tan quedo, tan equilibrado,
imperceptible, insonoro.
Porque asimismo cuidas tu respiro,
lo respetas para que el equilibrio ocurra,
y sepas y puedas mantenerte aquí,
en donde los aires no parecen ser de respeto,
al contrario, se dan a violentar,
a transgredir, a profanar lo que existe así,
al más profundo y amoroso
sentido del respeto.
Respiras y no observas alteración,
aún cuando sabes lo que te rodea, lo que acecha,
lo que aún no responde a lo que Es.
Y desde lo que respiras te propones,
que todo lo que exhalas,
es para el restablecimiento de lo que el respeto es.
Porque te has conocido y te has comprometido
a expandirte, a sostener solo lo que bien guardas,
cuidas y acrecientas,
en la forma en que tu conciencia se expone
y se permite respirar.
No existiría otra razón más que expandirte,
pronunciarte, accionar y ser Eso,
lo que existe como
reflejo de lo que la Conciencia es.
¿Dónde la ubicas?
Entiende bien, en lo que respiras en ti,
en cómo lo respiras
y el respeto que guardas por eso.
Si no ocurre, esfuérzate más,
entiende más, percibe más.
Todo aquí, todos aquí, merecen
el más profundo respeto.
Y aunque veas tal zozobra,
tal descontrol, estas formas adquiridas,
producto del egoísmo y las ansias de poder,
no te contamines, respétate,
amándote así, respirando así, expandiéndote así.
Si no, caes.
Respira profundo, soltándolo todo,
evaluando si quieres, lo que has hecho.
Si has podido, si has querido, si sabes.
Proponte ganar aún más respeto,
sabiendo lo carente que está, lo perdido.
Prométete no perderlo jamás,
no te pierdas el respeto,
aliéntate siempre a ser más,
a conectarte en ti, a no mentir,
y esfuérzate porque tu respiro
sea en bien, sea en luz.
Que tu mente sea sana,
abierta, despierta y amorosa con tu Ser.
Que respete tu Ser.
Respira más, agradécete, confía siempre,
y lo más, sé verdad.
Om Namaha Shivaya