Con tu propio respiro invoca a tu Ser,
lo que sientas eres, lo que creas eres,
pero más, lo que realmente eres.
Y observa tu respiro, su cualidad,
y mucho te dirá de lo que eres.
Haz una abstracción, sitúate,
reconoce el propósito, la intención de estar aquí,
de ser quien eres y lo que de verdad quieres.
Hazte en ese manifiesto,
déjalo saber, siéntelo, pero más,
propón, bríndate, haz tu entrega.
Es cuando se activan tus filamentos,
los que se desprenden de ti e igualmente te llegan.
Es cuando abres circuitos para lo que esto es,
y según tu sensibilidad, tu percepción,
sabes cuánto activas, partiendo de lo que sabes,
todo es energía, y ese tu respiro, lo es.
Por eso lo atiendes así,
lo utilizas para lo que esta conexión es,
para lo que logras en ti.
Es que no hay otra forma.
Imagínate quién eres
que diste con la forma que Es,
y lo que anhelas,
en comunión con cada fotón activo,
en tu sentida y voluntaria propuesta,
en tu hermosa y profunda acción.
Y esa tu entrega, sin resistirte,
haciendo el ejercicio de comunión
con lo que tu mente es, sin temerle.
Modulas todo, debes creerlo.
El recurso, ese tu respiro.
Vas conteniendo, soltando,
sosteniendo, considerando
y expandiéndote en la fuerza que eres.
Es saber modular lo que piensas,
que no te ataque, que no te agreda,
y lo brindas, desde la fórmula perfecta
que el Ser expresa:
esto soy, esto soy, esto soy.
¿Qué más hermoso que tu verdad,
asumida en ti, presente en ti, abierta?
Respiras eso, lo que tu verdad es,
en la proclama de ti,
sin exaltación, con humildad:
esto soy.
Respiras esa verdad con serenidad,
con sinceridad, con amabilidad.
Esto soy.
Lo que proyectas, recibes,
dentro de lo que los circuitos son.
Y presientes tanto,
más que esta serenidad, esta calma,
este respeto propio, esta actitud.
¿Qué más sería? ¿Qué más quieres?
¿Qué más necesitas?
¿Qué más esperas?
El respiro se encanta de lo que logras,
de cómo vibras, de lo dispuesto.
Es cuando permites que lo que la Conciencia es,
sea en ti, sabiendo lo que eres en la Conciencia,
sabiendo lo que entregas
y lo que te dispones a recibir.
Lo que se experimenta,
absolutamente nada, más allá de la quietud,
de la presencia misma, de la voluntad expresa,
del amor intrínseco, de la verdad dada,
de la realidad presente.
Nada.
Nuestra conciencia así, con propiedad,
sin arrebatamientos, acechos,
tensiones, malintenciones.
No existe nada de eso,
¿ante qué se presentarían?, si nada hay.
Ni te escondes, ni ignoras, ni temes.
Inmutabilidad.
Conciencia en amor,
verdad ganada, voluntad de entrega.
Renuncia a este fracaso.
El éxito de tu Ser,
la cuenta regresiva a tu retorno
y la vía al Ser, inmersa en ti.
El no respiro, y te habla el silencio,
te abraza el gozo, no te limita nada.
Considera esa fe.
Existes en conciencia
porque sabes que es lo único que Es.
Respira con la fuerza que sientas,
con el presente que existe,
y cómo existes en este presente.
Te atreves a confiar, a ser solo tu verdad,
a coincidir como Es y con quién Es,
y te propones más y, por sobre todo,
agradeces inmensamente.
Respiras a profundidad,
con encanto y alegría.
Esta es tu oportunidad,
no la pierdas vida mía.
Agradece al Ser,
agradece a la conciencia,
agradece a tu respiro
y más aún a tu voluntad,
la que creó todo, a conciencia,
en conciencia, por la conciencia y para la conciencia.
¿Qué más?
Respira.
Om Namaha Shivaya