“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8).
“Cada vez que pensemos gastar de nuestros recursos, debemos esforzamos por satisfacer el propósito de Aquel que es el alfa y la omega de todo esfuerzo cristiano.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 40.