“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9).
“Dios ha hecho a los hombres administradores suyos. Las propiedades que él puso en sus manos son los medios provistos por él para la difusión del Evangelio.”—Patriarcas y Profetas, pág. 569.