“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5).
“La iglesia de Cristo es muy preciosa a sus ojos. Es el cofre que contiene sus joyas, el redil que encierra su rebaño.”—La Fe por la Cual Vivo, pág. 282.