TIRANEÑO-BANDA CONMOCIÓN
24 October 2025

TIRANEÑO-BANDA CONMOCIÓN

Latinoamérica de LARGO ALIENTO

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En el árido corazón del norte de Chile, donde el desierto se abre como un libro antiguo, aún resuena una música que no pertenece del todo al pasado. Es la voz de la devoción y del baile, el eco de una fe que no se arrodilla, sino que danza. De allí nace Tiraneño, el álbum que La Banda Conmoción lanzó en 2014, una obra que se levanta como ofrenda y testimonio a la vez. No es un simple homenaje: es una conversación con la historia, un diálogo vivo con la Fiesta de La Tirana, ese sincretismo esplendoroso donde conviven la Virgen del Carmen y los antiguos espíritus andinos, la cruz y la máscara, el canto y el trueno del bronce. En este disco, la banda no busca “rescatar” una tradición como si fuera una reliquia muerta. Más bien, la revive desde la experiencia de quienes han bailado, peregrinado, sentido el polvo y el fuego de la fiesta en carne propia. Tiraneño es fruto de una deuda amorosa con la tierra y con la memoria: una manera de volver a mirar hacia atrás, pero tocando hacia adelante. Los músicos se internaron en la raíz misma de los bailes religiosos —los morenos, los diablos, los chunchos, los caporales—, reconociendo la diversidad de sus ritmos y los giros que el tiempo les ha dado. No lo hicieron desde la nostalgia, sino desde la continuidad: esa energía que transforma sin olvidar. Porque Tiraneño no es solo un registro, es una atmósfera, un relato sonoro que recorre las etapas del rito: la llegada al pueblo, la entrada, los saludos, la procesión, la vigilia y la despedida. Cada tema es un fragmento del viaje, un compás que vibra entre la fe y la celebración, entre lo sagrado y lo profano. Y ahí está la grandeza de este trabajo: su respeto. Respeto por el origen, por el rito, por los músicos anónimos que levantaron la historia con trompetas gastadas y tambores polvorientos. Respeto, pero también libertad. Porque La Banda Conmoción —fiel a su nombre— conmueve y se deja conmover, se atreve a mezclar, a expandir, a abrirle espacio al presente. Hoy, cuando escuchamos Tiraneño, sentimos que el siglo XXI también tiene su propia fiesta en La Tirana. Que el desierto sigue vivo, que las máscaras respiran, que los cuerpos recuerdan. Que el baile es una forma de fe, y la música, una manera de volver a creer.