Clara Campoamor (Madrid, 12.II.1882 – Lausana, Suiza, 30.IV.1972) entendió el feminismo como un humanismo en pro de la igualdad de derechos. Siguió la senda de Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán, y no quiso nunca un trato de favor por ser mujer, ni ningún tipo de discriminación positiva. Luchó prácticamente sola y venció. Comprometida y republicana, fue una de las primeras abogadas y diputadas españolas. Defendió el sufragio femenino en las Cortes constituyentes de 1931 con la oposición de republicanos, socialistas y, lo que más le dolió, de mujeres. Fue su pecado mortal cuando la izquierda perdió las elecciones de 1933, aquellas en las que votó la mujer por primera vez. Dejó el Partido Radical y quiso militar en Izquierda Republicana en 1935, pero fue rechazada en una votación asamblearia en Madrid. Injuriada y despreciada por casi todos, marchó al exilio al estallar la guerra. El franquismo no la dejó volver.