El pecado no es término ni moral ni jurídico, sino espiritual-existencial. Pablo expone que una vez muertos al pecado, es decir, más allá del ego, nos sumergimos en la misma experiencia de donación que vivió Jesús.
Romanos, capítulo 6 versículos 1 al 5.
Cápsulas para meditar sobre la Palabra del día con Alexander Zatyrka, S.J.