Pablo declara que no le molesta sufrir a causa de los Colosenses y de la proclamación de la palabra.
"Me alegro cuando sufro en carne propia por ustedes, porque así participo de los sufrimientos de Cristo, que continúan a favor de su cuerpo, que es la iglesia. Dios me ha dado la responsabilidad de servir a su iglesia mediante la proclamación de todo su mensaje a ustedes," (Col. 1:24-25, NTV).