
24 August 2025
391: Un enemigo viejo y traicionero - 24/8/2025 - #1366
Iglesia de la Ciudad - Mensajes
About
Pastor José Luis Cinalli
24/8/2025
Un enemigo viejo y traicionero
24/8/2025
Un enemigo viejo y traicionero
“… Nunca vayas a la guerra sin un buen plan de batalla”, Proverbios 20:18 (TLA).
Ningún ser humano ha sondeado las profundidades de la guerra espiritual. Son regiones aún desconocidas y no existe un mapa que nos diga exactamente dónde termina. Lo que sí sabemos es que Satanás es un enemigo viejo, mañoso y extremadamente pérfido; sus ataques son implacables y su trabajo es resistirnos en la oración para debilitarnos espiritualmente. Cuidado con subestimar y presumir de sabios o experimentados. Recordemos que Adán estaba en el paraíso cuando cayó y que Salomón, aunque escribió tres libros de la Biblia y contempló la gloria de Dios, también cayó. Esta es la razón por la que se nos ordena “ser vigilantes en las oraciones”, 1ª Pedro 4:7 (BTX); Efesios 6:18. Satanás ha estado engañando a la humanidad por miles de años. Tiene siglos de experiencia en esta guerra y la nuestra es apenas de un instante. Sería sensato reconocer que no sabemos todo lo que debemos saber. Muchos soldados han caído en esta cruenta batalla, no presumamos pues pensando que a nosotros no nos puede pasar. “¡Estén alerta!... manténgase despiertos (DHH)… estén vigilantes (NT- NV) … cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho… buscando a quién devorar”, 1ª Pedro 5:8 (NTV). No seamos arrogantes o insolentes en nuestras oraciones; no usemos la autoridad espiritual presuntuosamente. Seamos sencillos y dependientes del Señor. “… La sabiduría es mejor que la fuerza… Es mejor tener sabiduría que armas de guerra…”, Eclesiastés 9:16 y 18 (NTV). La única manera de estar continuamente en alerta espiritual es estar continuamente llenos del Espíritu.
Satanás habita en las tinieblas espirituales. “Dios no perdonó a los ángeles pecadores, antes bien los… sumergió en el abismo de las tinieblas… los entregó a prisiones de oscuridad…”, 2ª Pedro 2:4 (BNP, RV60). “En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su preeminencia… Dios los mantiene en la oscuridad (PDT)… encadenados… en las tinieblas…”, Judas 1:6 (LPD). Satanás y sus demonios han sido relegados por Dios a vivir en las tinieblas, por eso son llamados “gobernadores de las tinieblas”, Efesios 6:12. Su reino es de “tinieblas” (Lucas 22:53; Colosenses 1:13); sus hijos son “tinieblas” (Efesios 5:8) y sus obras “son tinieblas”, Romanos 13:12. Algunos de estos demonios viven en prisiones de oscuridad (Judas 1:6), mientras que otros rondan libres en las tinieblas de este mundo; es decir, donde existe oscuridad moral que es la ausencia de Dios, la luz verdadera, 1ª Juan 1:5. Ahora bien, Jesús “trajo luz a todos”, Juan 1:4 (NTV). Él dijo: “Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad…”, Juan 8:12 (NTV). Cuando una persona se convierte a Cristo deja de ser un “hijo de las tinieblas” y se convierte en “luz” e “hijo de luz”, Efesios 5:8 (NVI); 1ª Pedro 2:9; 1ª Tesalonicenses 5:4-5. Entonces, los que viven sin Cristo viven en oscuridad, así como nosotros un día, pero gloria sea dada a Dios quien “nos rescató de las tinieblas satánicas…”, Colosenses 1:13 (NT-BAD). Los nacidos de la luz ya no viven en la oscuridad, pero si nos asociamos con el pecado “la luz que hay en nosotros se vuelve tinieblas” (Lucas 11:35) convirtiéndonos en prisioneros de la oscuridad; por ende, vulnerables a los ataques satánicos. Dondequiera que haya desobediencia voluntaria a la Palabra de Dios habrá tinieblas espirituales, el hábitat adecuado para la actividad satánica. El pecado convierte la luz en tinieblas y las tinieblas son un imán para los demonios, pues ellos tienen derecho legal otorgado por Dios para morar en la oscuridad. Aprendamos el más grande principio espiritual en la guerra espiritual: ¡Satanás gobierna solo en aquellos lugares donde hay oscuridad!
Un ejemplo bíblico claro de cómo Satanás accede a las áreas oscuras de nuestra vida lo encontramos en la negación de Pedro. ¿Por qué lo negó? ¿Por temor? Claro que no. Pedro podía ser cualquier cosa menos miedoso. Fue él quien pocas horas antes sacó la espada y enfrentó al ejército del sumo sacerdote, Juan 18:10. La negación fue inducida satánicamente. Jesús permitió que Satanás lo zarandeara precisamente en aquella área de su vida que no había rendido a Dios todavía: el orgullo. “Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo. Pero yo he rogado en oración por ti…”, Lucas 22:31-32 (NTV). ¿Cómo hizo Satanás para hacer caer a Pedro? Tuvo derecho legal en aquella área de su vida donde reinaba la oscuridad. Pedro, el ‘camina aguas’ era muy orgulloso, presuntuoso y elocuente. Seguramente debe haber ganado la batalla cuando discutieron “sobre quién debía ser considerado el más importante”, Lucas 22:24 (BDA2010). Como si fuera poco, cuando Jesús le dijo que Satanás había pedido su vida para zarandearlo, presuntuosamente dijo: “Señor, estoy dispuesto a ir a prisión contigo y aun a morir contigo”, Lucas 22:33 (NTV). Pedro sufría de una enfermedad espiritual llamada orgullo, ¡y el orgullo fue la causa de su caída! “Tras el orgullo viene el fracaso…”, Proverbios 16:18 (DHH). ¿No fue el orgullo lo que llevó a Satanás a la misma oscuridad? ¿Qué haremos ahora que sabemos todas estas cosas? ¿Seguiremos las pisadas de Lucifer para terminar como Saúl, Absalón y Belsasar quienes también padecieron esta terrible enfermedad y nunca se arrepintieron? ¿Seguiremos apadrinando el orgullo o lo llevaremos a juicio, poniendo fin al indulto? Pensemos bien la decisión porque el orgullo acarrea juicio: “Dejen de ser tan orgullosos… pues el SEÑOR… juzgará sus acciones”, 1º Samuel 2:3 (NTV).
Otra ventaja importante en esta guerra espiritual contra las fuerzas del mal es reconocer las áreas de nuestra vida que están en penumbras y rendirlas a Cristo. ¡Aquellas áreas que ocultamos bajo oscuridad son las mismas de nuestra futura derrota! Muchas de nuestras batallas espirituales terminarían de repente si sometiéramos aquellas áreas oscuras a luz de Dios. Si queremos ser efectivos en la batalla espiritual debemos someternos totalmente a Dios: “Sométanse, pues, a Dios y resistan al diablo, que no tendrá más remedio que huir”, Santiago 4:7 (BLPH). ¿Lo ves? Satanás no tiene más remedio que huir cuando se encuentra con una vida repleta de luz. Pedro era presuntuoso, impulsivo, autosuficiente; por lo tanto, imposible de ser usado por Dios. Necesitaba ser purificado por la zaranda de Satanás para estar enteramente preparado para toda buena obra, 2ª Timoteo 3:17. No seamos ignorantes de aquellas áreas en nosotros que están abiertas al ataque del enemigo.
¿Eres consciente de las áreas de tu vida donde eres vulnerable al asalto satánico? Jesús no quiere que ignoremos nuestras necesidades y una de ellas es reconocer la oscuridad dentro de nosotros. Dios nos ayuda revelándonos el pecado en nuestro corazón y lo hace para destruir las obras del demonio. La mejor defensa en esta guerra espiritual contra Satanás es mantener un corazón honesto delante de Dios. Cuando el Espíritu Santo comience a mostrarnos aquellas áreas de nuestra vida que necesitan arrepentimiento debemos vencer la tendencia a defendernos instintivamente. Debemos silenciar el ‘abogadito’ que surge del cuarto oscuro de nuestra mente para alegar que no somos tan malos y que lo que hicimos tiene su justificación. El ‘abogadito’ de nuestra alma nos defenderá hasta el día de la muerte y nunca permitirá que veamos lo equivocados que estamos y el cambio que necesitamos para ser aprobados y usados por Dios. Es imperiosa la necesidad de someternos al Señor Jesucristo, pues solamente Jesús es nuestro verdadero abogado.
Dejemos de lado el orgullo y seamos humildes. “... Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”, Santiago 4:6. Dios se opone al orgulloso. ¿Sabes lo que significa que Dios se oponga a nosotros solo porque no queremos dejar de lado el orgullo? Satanás huye cuando encuentra un corazón arrepentido, humilde y limpio. La oscuridad es una invitación a la posesión satánica. ¿Qué área exactamente de nuestra vida debe ser rendida totalmente a Dios? Hasta que no lo hagamos no pretendamos ser libres de la batalla espiritual. La victoria comienza con el nombre de Jesús en nuestros labios, pero no se consumará hasta que la naturaleza de Jesús esté en nuestro corazón. Obviamente a Satanás se le permitirá ir contra el área de nuestra debilidad, hasta que nos demos cuenta que la única respuesta de Dios es ser como Cristo. A medida que comencemos a rendir cada área de nuestra vida, el adversario se retirará. Satanás no continuará en sus ataques si las circunstancias que diseñó para destruirnos, trabajan ahora para perfeccionarnos. Como resultado de la experiencia de Pedro, después de Pentecostés, cuando Dios lo usó para sanar al cojo, un Pedro humilde y nuevo habló a la multitud reunida: “¿Por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder…?... Por Jesús este hombre fue sanado”, Hechos 3:12 y 16 (NTV). La victoria de Pedro sobre el orgullo y sobre el diablo se inició con el nombre de Jesús en sus labios, pero se consumó por la naturaleza de Jesús en su corazón. La luz desplazó las tinieblas en Pedro y el orgullo fue reemplazado con Cristo.