381: El poder oculto de la gratitud - 15/6/2025 - #1356
15 June 2025

381: El poder oculto de la gratitud - 15/6/2025 - #1356

Iglesia de la Ciudad - Mensajes

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Pastor José Luis Cinalli

15/6/2025

El poder oculto de la gratitud




“… Recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias…”, Filipenses 4:6 (LPD). Dedíquense a la oración con… un corazón agradecido, Colosenses 4:2 (NTV), 1:12, 3:15.




La oración efectiva es aquella que va acompañada de acción de gracias. Los primeros cristianos “trastornaron el mundo” (Hechos 17:6) empleando únicamente recursos espirituales; entre ellos, la gratitud. La oración y la gratitud han sido unidas por Dios y ningún hombre debería separarlas. Pablo nos exhorta a “orar sin cesar” e inmediatamente después dice: “Den gracias en todo…, 1ª Tesalonicenses 5:17-18 (NBLH). Debemos ser agradecidos porque nuestra vida está suspendida entre bendiciones pasadas y presentes. El salmista preguntó: “¿Cómo le puedo pagar al Señor por todo el bien que me ha hecho?”, Salmo 116:12 (PDT). Y la Biblia responde: “Ofrezcan sacrificios de acción de gracias…”, Salmo 107:22 (BDA2010). Pablo conocía muy bien el secreto de una vida bendecida, ya que casi todas sus cartas comienzan con acción de gracias, Colosenses 1:3; Romanos 1:8; 1ª Corintios 1:4; Filipenses 1:1-3; 1ª Tesalonicenses 1:1-2; 2ª Tesalonicenses 1:1-3. Además, la gratitud honra a Dios: “Si de veras quieres honrarme, tráeme ofrendas de gratitud, Salmo 50:23 (TLA). Debemos dar gracias a Dios siempre: en la alegría y en el dolor. La gratitud solo es posible si estamos sometidos a la voluntad de Dios. Solo cuando estamos totalmente convencidos de que Dios hace todas las cosas bien y para bien podremos experimentar el extraordinario poder que se desprende de la oración de gratitud.




Agradezcamos a Dios: A) Por sus atributos. Dios es eterno, inmutable, omnipotente, omnisciente, omnipresente, amoroso, justo, santo, misericordioso, paciente y fiel. B) Por darnos un Salvador, Lucas 1:68-80. C) Por bendecirnos espiritualmente en Cristo (Efesios 1:3) con redención, gracia, adopción, reconciliación, paz, sabiduría, revelación, perdón; etc. D) Por las Escrituras, 2ª Timoteo 3:16. E) Por la iglesia en la que nos congregamos, siempre que sea fiel a Dios, Romanos 1:8; Filipenses 1:3. F) Por el trabajo que tenemos, Deuteronomio 8:17-18. G) Por la familia, 1ª Timoteo 5:4; Efesios 6:1-3. H) Por las pruebas, Hechos 5:41; 16:25; Romanos 5:3-5; Santiago 1:2-4. I) Por proveer para nuestras necesidades. “Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten…”, 2ª Corintios 9:8 (NTV); Filipenses 4:19. “Él es el que da vida y aliento… y el que satisface cualquier necesidad, Hechos 17:25 (NT-BAD). Ya que “todo lo que es bueno… desciende… de parte de Dios nuestro Padre” (Santiago 1:17, NTV) debemos ser agradecidos siempre, incluso por los alimentos, Mateo 14:19; Hechos 27:35.



La gratitud es importante en la oración que prevalece porque:




1)     Aviva la fe del que ora. La gratitud activa la fe del suplicante para que su oración sea respondida, Marcos 11:24. Mientras Abraham esperaba el cumplimiento de la promesa “alabó a Dios” (Romanos 4:20, DHH) y “por eso… Dios… lo reconoció como justo”, Romanos 4:22 (PDT, DHH). En su famosa visión del Apocalipsis Juan vio que los hermanos vencieron al Dragón “con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaban”, Apocalipsis 12:11. Y, según Hebreos “hablar a otros de la gloria de su nombre… es el mejor de todos los sacrificios de alabanza…”, Hebreos 13:15 (NT-BAD). Por lo tanto, ¡la alabanza de gratitud que rendimos a Dios, mediante la proclamación de su Palabra, es nuestra mejor adoración y el arma más efectiva para derrotar al enemigo!



2)     Activa bendiciones. Las bendiciones están proporcionalmente relacionadas a nuestra gratitud; ¡cuanto más agradecidos, más bendecidos somos! En la última cena Jesús tomó pan y lo bendijo…, Mateo 26:26 (BAD). Pablo, en cambio, dice que Jesús Tomó pan… y dio gracias”, 1ª Corintios 11:23-24 (BAD). Por su parte, Lucas asegura que Jesús “Tomó la copa y dio gracias… tomó pan y dio gracias”, Lucas 22:17-19 (BAD). Como verás, las expresiones “dar gracias” y “bendecir” se usan alternativamente, por lo tanto, cuando agradecemos por el pan lo estamos bendiciendo. De la misma manera cuando agradecemos por nuestra familia, trabajo o ministerio. La clave de la bendición es la gratitud.



3)     Atrae a Dios. “Nuestra ofrenda a Dios es darle gracias siempre”, Hebreos 13:15 (TLA). El día en que Salomón dedicó el templo Dios se manifestó, pero no en cualquier momento sino cuando alababan y daban gracias a Dios. “Los levitas… tocaban címbalos, liras y arpas… Los trompetistas y los cantores se unieron para alabar y dar gracias al SEÑOR… En ese momento una densa nube llenó el templo del SEÑOR. Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración… porque la gloriosa presencia del SEÑOR llenaba el templo”, 2º Crónicas 5:12-14 (NTV). Si queremos que nuestros servicios, hogares y ministerios sean saturados con la gloriosa presencia del Señor debemos unir alabanza a la gratitud, ¡cuando están juntas constituyen un imán para la presencia divina! El pasaje nos revela un secreto más para la manifestación de su gloriosa presencia. No solo es importante la alabanza y la gratitud sino la santidad. No importa solo lo que se hace (alabar y dar gracias) sino quién lo hace (levitas consagrados): “Todos los sacerdotes que se hallaban presentes habían sido santificados, 2º Crónicas 5:11 (RV95). Es necesaria una combinación de elementos si queremos que la gloriosa presencia del Señor llene nuestras vidas e iglesias. No basta con alabar y dar gracias; es INDISPENSABLE que nuestras vidas sean rectas delante de Dios. ¡Si la vida del adorador no manifiesta un profundo temor reverente, Dios no se manifestará!



4)     Nos conduce a un encuentro personal con Dios. Jesús les dijo a los leprosos que vinieron por ayuda que se presentaran al sacerdote, Lucas 17:14. Los leprosos no fueron sanados al instante por lo que podrían haber pensado: “¿para qué ir a los sacerdotes si todavía estamos enfermos?”. Sin embargo, ellos creyeron la palabra de Jesús y, mientras iban, fueron sanados. La confianza les dio sanidad, pero la gratitud de uno de ellos lo llevó a un encuentro personal con Jesús: “Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios… Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias…, Lucas 17:15-16 (NVI). La gratitud te conduce a la mismísima presencia de Dios. Eso es exactamente lo que nos enseña el salmista cuando dice: Vayamos a su encuentro con acción de gracias…, Salmo 95:2 (Castillian). “Entren por sus puertas con acción de gracias…”, Salmo 100:4 (NTV). La gratitud te conecta con el cielo; la queja, en cambio, te aleja de él.



5)     Impulsa la protección divina. ¿Qué hizo Josafat cuando le declararon la guerra? Arengó al pueblo a confiar en Dios y luego “nombró cantores que caminaran delante del ejército cantando al SEÑOR y alabándolo por su santo esplendor. Esto es lo que cantaban: “¡Den gracias al SEÑOR; su fiel amor perdura para siempre!’”, 2º Crónicas 20:21 (NTV). ¡La gratitud activó la protección divina! Y lo sabemos porque la Biblia dice: Y en cuanto empezaron a cantar, Dios confundió a los enemigos… Fue tal la confusión que… se pelearon entre ellos, y acabaron matándose unos a otros. Así fue como cayeron derrotados”, 2º Crónicas 20:22-23 (TLA). Es un hecho que los que tienen “alabanzas de Dios en su boca” también tienen “una espada de dos filos en su mano”, Salmo 149:6 (NBLH). Fueron la oración y la gratitud de Daniel las que cerraron las bocas de los leones: “Tres veces al día oraba y daba gracias a… Dios”, Daniel 6:10 (NBLH). Estos veteranos de guerra sabían cómo pelear las batallas del Señor: activaban protección y bendición mediante la acción de gracias. Imagínate qué diferente sería el panorama si reconociéramos la grandeza de Dios y le diéramos gracias por sus bondades. Recordar la forma en la que Dios nos ha tratado, las maneras en que ha provisto para nuestras necesidades y las batallas que ha peleado por nosotros constituye una sobredosis de energía espiritual que nos impulsa a creer que seguirá haciéndolo con nosotros en el futuro.




Conclusión. La felicidad plena no radica en recibir gratitud sino en darla. Por lo tanto, te recomendamos comenzar el día con una oración de gratitud a Dios por el regalo de la vida y, cerrar la jornada arrodillándote al pie de la cama para agradecer a Dios por las bendiciones recibidas. No olvides de dar gracias por el don de la salvación, la vida eterna y la comunión permanente con el Espíritu Santo. Recuerda siempre que, por el gran sacrificio y eterno amor de Dios, ¡somos hijos, somos amados y somos bendecidos! Incorpora en tu vocabulario la palabra gracias y cuánto más la pronuncies y más la sientas en tu corazón más bendecido serás.