Pastor José Luis Cinalli
18/5/2025
Condiciones de la oración eficaz
“... Mi Padre les dará cualquier cosa que le pidan en mi nombre... Pidan y recibirán...”, Juan 16:23-24 (PDT).
¿Cuáles son las condiciones de la oración eficaz?:
1) Pedir en oración. Recibir es la recompensa del que pide, ¡del que pide a Dios! “Pidan a Dios, y él les dará… Pues todo el que pide recibe…”, Mateo 7:7-8 (TLA y NTV). “Todo lo que… pidan en oración… lo recibirán”, Marcos 11:24 (DHH); Santiago 4:2; Hebreos 4:16. Jesús dijo: “Dios… dará buenas cosas a quienes se las pidan”, Mateo 7:11 (TLA); Juan 14:13, 15:7, 16; Lucas 11:9-11; 1ª Juan 3:22. La mujer siro-fenicia le pidió a Jesús que su hija fuera sanada y el Señor le dijo: “Se te concede lo que pides…”, Mateo 15:28 (NTV). Ana fue madre porque lo pidió: “Este niño es lo que yo pedía, y el Señor me ha concedido lo que pedí”, 1º Samuel 1:27 (BDA2010). Jesús dijo que “El padre… dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”, Lucas 11:13 (CJ). Santiago señaló: “Si necesitan sabiduría, pídansela a… Dios, y él se la dará…”, Santiago 1:5 (NTV). Dios dijo: “Pídeme y te daré a conocer secretos… que no conoces acerca de lo que está por venir”, Jeremías 33:3 (NTV). Dios nos da lo que pedimos y generalmente más de lo que pedimos. “Dios tiene poder para hacer mucho más de lo que le pedimos”, Efesios 3:20 (TLA). Salomón le pidió a Dios sabiduría y recibió, además, riquezas y fama, 1º Reyes 3:9-13. Elías pidió morir (1º Reyes 19:4) pero el Señor lo trasladó vivo al cielo, 2º Reyes 2:11. ¡Dios hace todo a través de la oración y nada sin ella!
2) Pedir en el nombre de Jesús. “... Mi Padre les dará cualquier cosa que le pidan en mi nombre”, Juan 16:23 (PDT). “Cualquier cosa” que esté de acuerdo con la voluntad de Dios: “… Él nos escuchará cuando le pidamos algo que esté de acuerdo con su voluntad…” (1ª Juan 5:14, NT-BAD) y que lo honre: “Cualquier cosa que pidan en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado…”, Juan 14:13 (BDA 2010). ¡El creyente que quiere lo que Dios quiere, puede pedirle a Dios y lo recibirá! Por otra parte, el nombre de Jesús no es una fórmula mágica o una especie de ‘abracadabra’ espiritual o el equivalente cristiano de frotar la lámpara de Aladino. Orar en el nombre de Jesús es pedir lo que Jesús pediría; es decir, lo que está de acuerdo con la voluntad de Dios. Dios responde nuestras oraciones por su bien y por el nuestro. Y cuánto más atrevida, osada e intrépida sea la oración más gloria le dará, como la oración de Elías pidiendo fuego: “Respóndeme, Señor… para que sepa este pueblo que tú eres el Señor, el verdadero Dios…”, 1º Reyes 18:37 (BDA2010). ¿Qué oraciones le dan gloria a Dios? Las que incluye la salvación de un ser querido como el de los enemigos del evangelio, la que involucra la conversión genuina de los pecadores, y las que buscan santificar la iglesia para que los creyentes sean fieles en representar a Dios aquí en la tierra. ¡Cualquier petición que no glorifique el nombre de Dios no debe hacerse en el nombre de Cristo!
3) Pedir con fe. “Hay que pedir con fe, sin vacilar…”, Santiago 1:6 (BLA). No es la oración la que trae las bendiciones del cielo sino la oración de fe: “Oren por cualquier cosa, y si creen, la recibirán…”, Marcos 11:24 (NT-BAD). La ecuación bíblica es: pedir, creer y recibir. Pero mucho cuidado, no es fe en la fe sino la fe en Dios. “... Asegúrense de que su fe sea solamente en Dios...”. Santiago 1:6 (NTV). La única cosa que asombró a Jesús en esta tierra fue la fe de un centurión romano (Mateo 8:10) y de una mujer cananea, Mateo 15:28. Bartimeo fue sanado porque tuvo fe: “Tu fe te ha sanado…”, Marcos 10:52 (NTV). A la mujer con flujo de sangre, Jesús le dijo: “Tu fe te ha sanado…”, Marcos 5:34 (NTV). El que ora pidiendo lluvia y sale a la calle sin el paraguas es un ateo. ¡Lo que realmente mueve la mano de Dios es la fe! Incluso más, las promesas de Dios exigen fe de nuestra parte para su cumplimiento. Dios le prometió a Isaac ser padre (Génesis 21:12) pero no lo fue hasta que se lo pidió: “Isaac rogó al Señor a favor de su esposa, porque ella no podía tener hijos. El Señor contestó la oración de Isaac, y Rebeca quedó embarazada…”, Génesis 25:21 (NTV). Sin oración la bendición no llega. Aunque Lot era justo solo fue preservado de la destrucción (2ª Pedro 2:7) cuando Abraham intercedió por él, Génesis 18. Pedro fue liberado de la cárcel en respuesta a una iglesia que incesantemente oraba por él, Hechos 12:5. Los amigos de Job fueron salvados de la ira divina el día en que Job intercedió por ellos, Job 42:8. Por otra parte, debemos pedir sin dudar: “Todo lo que ustedes al orar, pidan con fe, lo recibirán”, Mateo 21:22 (DHH). Debemos obedecer sin dudar. A Pedro se le ordenó que fuera a la casa de Cornelio “sin dudar”, Hechos 11:12. Y debemos pedir creyendo que ya lo hemos recibido. Ana pidió un hijo. Cuando tuvo la certeza de que el milagro había sido hecho “se fue por su camino, entró en su vivienda... comió con su marido... y su rostro no volvió a decaer… nunca más volvió a estar triste”, 1º Samuel 1:18 (Jünemman y DHH). Jesús dijo: “Ustedes pueden orar por cualquier cosa y, si creen que lo han recibido, será suyo”, Marcos 11:24 (NTV). Jesús nos dio su ejemplo cuando dio gracias frente a la tumba de Lázaro por un milagro que todavía no había sucedido: “... Padre, te agradezco porque me has escuchado”, Juan 11:41 (PDT). Elías oraba por lluvia mientras su siervo vigilaba la nube. Estaba tan seguro de que el aguacero llegaría que envió al rey al palacio para que no se mojara, 1º Reyes 18:41-44. Otro ejemplo es el de Israel gritando antes de que cayeran los muros de Jericó: “¡Griten, porque el SEÑOR les ha entregado la ciudad!”, Josué 6:16 (NTV). Cualquiera puede gritar después de la caída del gigante, pero se necesita fe para celebrar la victoria con antelación. ¡La oración de fe es el arma más poderosa de la tierra!
4) Pedir con perseverancia y esperar con paciencia. “Perseveren en la oración con espíritu vigilante…”, Colosenses 4:2 (BDA2010). “Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora… Entonces recibirán todo lo que él ha prometido”, Hebreos 10:36 (NTV). “La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante”, Santiago 5:16 (BLA). “Tengan paciencia… y sigan orando”, Romanos 12:12 (NTV). “Oren en… todo momento… sean persistentes en sus oraciones…”, Efesios 6:18 (NTV). Si supiéramos que nuestras oraciones serían contestadas a la hora siguiente de hacerlas nuestros pantalones estarían llenos de agujeros en las rodillas. Sin embargo, ¡la fe no debe morir si la respuesta a nuestras oraciones tarda en llegar! La paciencia en esperar la respuesta de Dios es vital para la oración eficaz y demuestra la madurez espiritual. Pablo y Bernabé fueron separados para el ministerio mientras los líderes “ayunaban y hacían ruegos a Dios”, Hechos 13:2 (NT Pesh Esp). Fue como resultado de más oración y ayuno que fueron enviados a la obra misionera, Hechos 13:3-4. Orar con perseverancia es una señal de que estamos siendo serios ante Dios. Eso sí, ¡Dios escucha nuestra oración en nuestro tiempo, pero responde en su tiempo! Dios generalmente nos hace esperar más de lo que quisiéramos y la razón es nuestra preparación. Cuanto más grande sea la bendición que Dios quiera derramar, mayor será el tiempo de espera porque la preparación tiene que ser más profunda. Moisés tuvo que esperar 40 años antes de ser un instrumento útil porque la misión exigía una preparación especial. Por lo tanto, no te desanimes “porque cuando la paciencia alcanza su máximo desarrollo, uno queda firme de carácter… capaz de afrontar cualquier circunstancia”, Santiago 1:4 (NT-BAD). La paciencia para esperar el cumplimiento de las promesas debe llevarnos a una comunión más plena con el Dios de la paciencia. ¿Cuánto tiempo ha esperado el Señor por nosotros antes de que nosotros esperemos por Él? Jesús lleva más de 2000 años ejerciendo el ministerio de la intercesión “esperando hasta que Dios haga de sus enemigos el estrado de sus pies”, Hebreos 10:13. Esperar con paciencia es esencial en la preparación, antes de que llegue el día de la bendición. Cristo instruyó a los apóstoles a esperar la promesa del Padre (Hechos 1:4) y lo hicieron perseverando en oración hasta que llegó Pentecostés. Que la gracia del Señor nos capacite para seguir pacientemente en oración pidiendo la intervención de Dios.
Conclusión. Ánimo guerrero de la fe “y en tu Dios confía siempre” (Oseas 12:6) esperando pacientemente la respuesta a la oración. He aquí algunas promesas para esperar confiados. “Espera en el Señor… y vive según su voluntad… y él te exaltará”, Salmo 37:34 (BAD). “No quedará defraudado el que en ti espera”, Salmo 25:3 (BDA2010). “… Dios nos tiene compasión. Sé que cada mañana se renuevan su gran amor y su fidelidad. Por eso…. invito a todos a confiar en Dios porque él es bondadoso. Es bueno esperar con paciencia que Dios venga a salvarnos”, Lamentaciones 3:22-26 (TLA). Si esperamos con “paciencia que Dios venga a ayudarnos” (Lamentaciones 3:29, TLA) los cielos nos abrirán sus puertas, pues nadie que espera en Dios, espera en vano.