Pastor José Luis Cinalli
27/04/2025
Oraciones del tamaño de Dios
“Para destruir las fortalezas del mal… empleo… las invencibles armas del todopoderoso Dios”, 2ª Corintios 10:4 (NT-BAD).
La oración mueve la mano que mueve el mundo; sin embargo, son pocos los que la usan con efectividad. Pablo, un experimentado y veterano de guerra, nunca perdió una batalla contra las fuerzas del mal porque practicaba los secretos de la oración efectiva. He aquí algunos de ellos:
1) Específica. ¡La respuesta a la oración depende de su especificidad! Si dejamos que el agua fluya libremente su energía se disipa produciendo un pantano, pero si la encauzamos producirá la fuerza suficiente para mover un molino o generar electricidad. Los primeros cristianos fueron muy específicos en sus oraciones: “Dios … ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie”, Hechos 4:29 (TLA). Y, “a partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús”, Hechos 4:31 (TLA). ¿Tus oraciones no reciben respuesta? Quizás seas muy ambiguo en tus peticiones. “Invocó Jabes al Dios de Israel… Y le otorgó Dios lo que pidió”, 1º Crónicas 4:10. Cuando Bartimeo pidió misericordia no recibió respuesta, pero cuando dijo: “quiero ver” (Marcos 10:51), Jesús le devolvió la vista. Ana pidió un hijo y lo recibió, 1ª Samuel 1. Josué pidió que el sol se detuviera y “el sol se detuvo”, Josué 10:13. Si le pedimos al Señor que nos bendiga, Él nos preguntará: “¿qué quieres exactamente que haga por ti?”. ¡Cuando seamos específicos en pedir, Dios será específico en responder!
2) Atrevida. Una oración ‘decorosa’ y ‘decente’ deshonra a Dios. Nuestras oraciones son el resultado de nuestra fe. Si creemos en el gran poder de Dios y en su deseo de bendecirnos haremos oraciones intrépidas que permitan el cumplimiento de sus propósitos y el avance de su reino. ¡Cuántas bendiciones no reclamadas el Señor desea darnos! “¡Cuánto quisiera que mi pueblo me escuchara… ¡En muy poco tiempo derrotaría yo a sus enemigos y los aplastaría con mi poder!”, Salmo 81:13-14 (DA, TLA). Una fe atrevida abre los cielos y deleita el corazón de Dios. Jesús mismo nos enseñó a ser osados en nuestras peticiones cuando contó la parábola de Lucas 11. Un hombre golpeaba las puertas de su amigo a medianoche para pedirle pan: “Amigo, préstame tres panes… porque ha venido a mi casa un amigo”, Lucas 11:5 (RV60, BDA2010). Y, ¿cuál fue la respuesta? “No me molestes… mi familia y yo estamos acostados…”, Lucas 11:7 (NTV). Al principio fue rechazado, pero al final obtuvo lo que pidió. ¿Y cuál fue la clave? La insistencia: “Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su descarada insistencia…… impertinencia (BAD)… imprudencia (Jünemann)… se levantará y le dará lo que necesite”, Lucas 11:8 (NT-Recobro). Fue atrevido por la hora en que hizo la petición: a medianoche. Fue audaz por la medida de la petición: tres panes. Los panes orientales eran grandes y uno le hubiera bastado; sin embargo, por su atrevimiento obtuvo lo que pidió. Y finalmente fue osado porque pidió hasta recibir. Jesús tuvo mucho cuidado en señalar que el hombre no le dio los panes por la amistad entre ambos sino, por la insistencia con la que solicitó el favor. ¡Hay que orar con atrevimiento y hasta que la oración sea respondida!
3) Perseverante. La resistencia a la oración es tan intensa y la tentación a desfallecer es tan grande que el Señor “les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos”, Lucas 18:1 (NTV). La parábola cuenta la historia de una viuda que insistentemente le pedía justicia a un juez injusto. ¿Qué argumentos prevalecieron para que recibiera justicia? Ninguno. El secreto fue la insistencia. El juez dijo: “¡Me ocuparé de que reciba justicia, porque me está agotando con sus constantes peticiones!”, Lucas 18:5 (NTV). Si las súplicas constantes pudieron ‘ablandar’ a un juez sin compasión, cuanto más Dios será movido por las peticiones incesantes de sus amados hijos. “La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante”, Santiago 5:16 (BLA); Hebreos 10:36. Jacob fue bendecido debido a su tenaz perseverancia: “No te dejaré si no me bendices”, Génesis 32:26. Nehemías obtuvo el favor del rey porque prevaleció en oración día y noche, Nehemías 1:6. El crecimiento explosivo de la primitiva iglesia tuvo lugar porque “perseveraban en… las oraciones”, Hechos 2:42. Los israelitas vencieron a los amalecitas porque Moisés perseveró en oración en el monte, Éxodo 17:11. El secreto de la victoria está en la oración perseverante. Muchos de los que oran jamás reciben porque jamás perseveran. Si eres perezoso en la oración tienes muy pocas esperanzas de ser bendecido por Dios.
4) Grande. El hombre lisiado de nacimiento a la puerta del templo “pedía limosna” (Hechos 3:3, NBLH) y eso era todo lo que recibía. Hay personas que hacen oraciones de ‘utilería’, para salir del paso, pero debemos pedir cosas dignas del gran Dios que tenemos. Las Escrituras están repletas de oraciones del tamaño de Dios. Pedro pidió caminar sobre las aguas y se le concedió lo que pídió, Mateo 14:28-29. Elías oró para que dejara de llover y no llovió por tres años, Santiago 5:17. Eliseo oró para que resucitara un niño y éste se levantó de la muerte, 2º Reyes 4:33-35. Nuestras limitadas peticiones suelen ser la causa por la que no vemos a Dios hacer grandes cosas. Dios no se mueve por necesidad, ¡Él se mueve por fe! Jesús les preguntó a los ciegos: “¿Qué quieren que yo haga por ustedes?”, Mateo 20:32 (PDT). Ellos dijeron: “Queremos ver”, Mateo 20:33 (PDT). Uno recibe lo que pide, sea la vida de un niño o la vista de un ciego. La Biblia dice: “No consiguen lo que quieren porque no se lo piden a Dios”, Santiago 4:2 (PDT). ¡Deja de hacer oraciones de sobrevivencia!
5) Agradecida. “Recurran a la oración… acompañada de acción de gracias…”, Filipenses 4:6 (LPD). La oración de gratitud libera el poder espiritual suficiente para desbaratar las obras del mal. Cuando Josafat salió a la guerra “eligió a… cantores… que marcharan al frente del ejército, y fueran cantando y alabando a Dios…”, 2º Crónicas 20:21 (TLA). Lo que ocurrió después no se puede ignorar: “Y en cuanto empezaron a cantar, Dios confundió a los enemigos… y acabaron matándose unos a otros…”, 2º Crónicas 20:22-23 (TLA). Josafat ganó una guerra utilizando los recursos espirituales de la adoración y la acción de gracias. ¿Qué hicieron Pablo y Silas para liberar el poder espiritual contra las fuerzas del mal en Filipo? Se pusieron a orar y a cantar alabanzas al Señor: “Al instante, todas las puertas se abrieron… ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas! …”, Hechos 16:26 (NTV). ¡Cuán irresistible es el carruaje de guerra del evangelio cuando es guiado por los corceles de la oración y la alabanza!
6) Intensa. Daniel luchó en oración contra las fuerzas del mal durante tres semanas hasta que finalmente su poder fue quebrantado, Daniel 9. Pedro fue liberado de la prisión porque “la iglesia oraba fervientemente… por él”, Hechos 12:5 (NTV). Los hermanos que experimentaron el primer y gran avivamiento “se dedicaban con perseverancia a… las oraciones”, Hechos 2:42 (BDA2010). Los líderes “estaban dedicados de lleno a la oración”, Hechos 6:4 (BAD). La palabra dedicado significa comprometido. Es adherir fuertemente como lo hizo Isaías: “… Debido a que amo… a Jerusalén… no dejaré de orar por ella… No descansen, ustedes que dirigen sus oraciones al SEÑOR. No le den descanso al SEÑOR hasta que termine su obra…”, Isaías 62:1-7 (NTV). Epafras es otro ejemplo: “… Este siervo de Cristo… está siempre luchando en oración por ustedes…”, Colosenses 4:12 (NVI). Epafras no oraba simplemente por su grey, sino que batallaba en oración por ellos; es decir, agonizaba al punto de tensionar cada nervio y músculo de su cuerpo. Pablo destaca el intenso ministerio de intercesión de Epafras por el rebaño que pastoreaba. ¡Bendita la iglesia que tiene pastores tan devotos! Epafras se erige como un gran ejemplo; sin embargo, nunca hemos oído hablar de una iglesia dedicada a “San Epafras”. No hemos comprendido la tremenda importancia de la oración y, en consecuencia, nadie ha apreciado ni seguido su ejemplo: las tácticas de la batalla cristiana nacen de la estrategia de la oración; si la iglesia de hoy ha de triunfar, debe encontrar su poder de rodillas.
Conclusión. Seamos específicos. Oremos por el avivamiento reclamando la promesa del derramamiento del Espíritu. Oremos para que la iglesia sea avivada en amor, vida y poder. Oremos para que los creyentes seamos llenos del Espíritu Santo y que venga sobre los incrédulos una profunda convicción de pecado para se vuelvan a Dios de todo corazón. Oremos para que Dios y solo Dios sea exaltado y glorificado.