372: Ojo con el enojo - 13/4/2025 - #1347
13 April 2025

372: Ojo con el enojo - 13/4/2025 - #1347

Iglesia de la Ciudad - Mensajes

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Pastor José Luis Cinalli

13/4/2025

Ojo con el enojo




“… Moisés… vio que un egipcio maltrataba a un israelita; miró a todos lados, y como no vio a nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena”, Éxodo 2:11-12 (TLA).




Los pecados del espíritu suelen ser los más tolerados pese a ser potencialmente letales. No somos tan recios con ellos como con los pecados de la carne. Sin embargo, suelen ser muy perjudiciales. Moisés perdió su bendición a causa de su enojo. Murió sin cumplir el sueño de entrar a la tierra prometida. Arruinó la misión divina y su vida fue acortada el día que golpeó la roca, en el último año del peregrinaje en el desierto. Moisés le dijo a Dios: “Te ruego que me dejes cruzar… pero el Señor… no quiso concederme mi deseo y me dijo: “¡Ya basta! No insistas más sobre este asunto… no podrás cruzar el río Jordán”, Deuteronomio 3:25-27 (PDT). ¿Qué hizo Moisés para ser descalificado del ministerio y merecer semejante castigo? Enojado habló imprudentemente (Salmo 106:33) y golpeó la roca atribuyéndose el milagro de sacar agua, Números 20:10. Moisés fracasó en lo que había sido su fortaleza: la mansedumbre. Fue descalificado porque nunca resolvió el asunto de la ira. Todo comenzó cuando enojado mató a un egipcio (Éxodo 2:11-14) y quedó incapacitado para servir a Dios. Cuando dependemos de nosotros, sin tener en cuenta la guía del Señor, el fracaso es seguro. La Biblia dice que Moisés “miró a todas partes y viendo que no parecía nadie mató al egipcio y lo escondió en la arena”, Éxodo 2:12. Las palabras “miró y vio” revelan la verdad de que Moisés caminaba por vista. No se dice nada acerca de recibir guía de Dios en ese momento de su vida. El pueblo tenía un libertador, pero éste en su arrogancia e independencia intentó hacer la obra de Dios a su manera; es decir, en la carne. Cuando una persona no está segura de la voluntad de Dios o de sus acciones suele temer las opiniones de los demás. Al que conoce la voluntad de Dios le es indiferente las opiniones de los hombres porque el Señor lo guía. En ese momento, Moisés tenía la mirada puesta en los hombres, no en Dios. Qué seria advertencia es todo esto para nosotros. Un celo fuera de control conduce a acciones apresuradas; si tenemos que mirar a un lado y a otro antes de hacer algo, ¡mejor no lo hagamos! 



Enterrar al egipcio no le sirvió de nada a Moisés. Esconder el error no lo borra. El que oculta el pecado con el tiempo será descubierto. Es la tendencia natural del hombre ocultar sus malas acciones. Adán y Eva intentaron cubrirse con hojas de higuera y esconderse de Dios, Génesis 3:7. ¿Pudieron? Por supuesto que no. Caín intentó enterrar a Abel, pero su sangre clamó al cielo desde la tierra, Génesis 4:10. Tarde o temprano “el pecado nos alcanzará”, Números 32:23 (NTV). “Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto…”, Eclesiastés 12:14 (NTV). “Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos”, Lucas 12:2 (NTV). “Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia”, Proverbios 28:13 (NTV). Moisés no prosperó porque trató de encubrir su pecado. Dios permitió que fuera descubierto porque tenía planes de llevarlo al desierto para que tomara el “curso de posgrado en pastoreo de ovejas” durante 40 años. Cuántas lecciones: 1) ¡La ira sin control retrasa las bendiciones en lugar de promover los propósitos de Dios! Causa un desastre. 2) ¡Los fines espirituales no se alcanzan por medios carnales! “El plan de Moisés condujo al pecado, no a la liberación. Nunca es correcto hacer el mal para hacer el bien. No se deben usar métodos sensuales, mundanos y carnales que contradicen los principios bíblicos para alcanzar a la gente para Cristo. Contristan al Espíritu Santo y crean confusión”, Mattoon.  



Moisés nunca resolvió el problema de la ira. Después de matar al egipcio, le habló impulsivamente al faraón: “… Ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón”, Éxodo 11:8 (NTV). El enojo lo llevó a romper el único documento escrito por Dios: Moisés se enojó mucho cuando… vio al becerro de oro y al pueblo bailando. Entonces arrojó las tablas contra el suelo, las cuales se hicieron pedazos al pie del monte”, Éxodo 32:19 (PDT). El enojo era justificable pero no la forma en la que lo expresó. Peor que eso: “Agarró al becerro que el pueblo había hecho, lo quemó en el fuego y lo molió hasta volverlo polvo. Después roció el polvo sobre el agua e hizo que los israelitas se tomaran esa agua, Éxodo 32:20 (PDT). Nosotros hemos disculpado a Moisés por destruir las tablas en un arranque de ira, pero Dios nunca lo hizo. ¿Y cómo lo sabemos? Porque el Señor lo mandó a labrar las dos tablas en las que escribiría nuevamente los mandamientos. La primera vez fueron hechas por Dios, pero ahora debía ser un trabajo realizado por Moisés, Éxodo 34:1. Dios fue tolerante, esperó pacientemente a que Moisés resolviera el problema del enojo. Cuatro décadas después del incidente de las tablas Dios puso a Moisés nuevamente detrás del pupitre. Tuvo que rendir la misma materia que había reprobado anteriormente. Fue probado en la paciencia. ¿Y cómo le fue? Muy mal, reprobó y esta vez lo arruinó todo, Números 20:8-12. Dios ya no toleró más sus berrinches y lo condenó a morir antes de entrar a la tierra prometida. Dios fue paciente e indulgente mientras Moisés continuaba perdiendo la calma, rompiendo tablas y golpeando rocas. Hasta que al final dijo: “¡basta!”. ¡Aunque parezca increíble, el hombre al que Dios llamó el más manso de la tierra (Números 12:3) perdió su bendición debido al enojo! Parece que el enojo era un problema familiar no resuelto. Su antepasado Leví (Éxodo 2:1) había tenido el mismo problema: “Simeón y Leví son como fieras que atacan siempre con violencia. No quiero estar con ellos, ni andar en su compañía, porque en un arranque de enojo mataron gente... ¡Maldita sea su furia!”, Génesis 49:5-7 (TLA). ¿Te das cuenta? Hay una tendencia a cometer los mismos pecados que cometieron nuestros padres y abuelos: “Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres...”, Salmo 106:6 (NVI). “Abiam cometió los mismos pecados que había cometido su padre...”, 1º Reyes 15:3 (NTV). Salomón pecó en el área de la sexualidad, al igual que su padre David. ¡Entiéndase bien! No insinuamos que el pecado de papá será el de su hijo. Lo que decimos es que necesitamos estar bien atentos para no ceder a los mismos pecados que arruinaron nuestra familia tiempo atrás y que podrían arruinar la nuestra hoy en día.



¿Fue perdonado Moisés por su pecado? Sí. Pero la gracia de Dios no invalidó su justicia. La gracia lo perdonó, pero la justicia no le permitió poner un pie en la tierra prometida. Tengamos cuidado de no manchar la gloria de Dios. El Señor puede ser grande en misericordia, pero no será eternamente paciente. ¿Perdonador? Sí. Pero no olvides que existen ocasiones en que aun los pecados perdonados traen consecuencias terribles. En un momento de furia Moisés perdió el derecho de liderar a Israel y la oportunidad de entrar a la tierra de la promesa. Por eso la Biblia dice: “… Deben ser… lentos para enojarse… porque el hombre enojado no hace lo que agrada a Dios, Santiago 1:19-20 (NTV y DHHe). ¿Es tu problema el enojo? ¡Cuidado con las terribles consecuencias de un genio sin control! Al igual que Moisés muchos creyentes echan a perder sus vidas y ministerios a causa del enojo. ¿Existe alguna persona a quien no hayas perdonado? ¿Existe rencor, odio o resentimiento en tu corazón? ¿Eres de enfurecerte fácilmente? ¿Te falta dominio propio? ¿Puedes controlar tu ira? Cuando te enojas, ¿es por mucho tiempo? ¿Eres renuente a amansar tu mal carácter? Piensa en las trágicas consecuencias de Moisés antes de dar rienda suelta a la furia. El enojo no debería perdurar más de un día: “... que la puesta del sol no los sorprenda en su enojo”, Efesios 4:26 (BNP). Cuando el enojo se aloja por mucho tiempo en el corazón se transforma en resentimiento: “Si se enojan... no cometan el pecado de dar lugar al resentimiento..., Efesios 4:26 (versión libre). La Biblia dice: “No sean rencorosos ni vengativos...”, Levítico 19:17 (TLA). Jesús nos enseñó: “Tu Padre celestial te perdonará si perdonas a los que te hacen mal; pero si te niegas a perdonarlos, no te perdonará”, Mateo 6:14-15 (NT-BAD). Pablo expresó: “No guarden rencor. Si el Señor los perdonó, están… en el deber de perdonar, Colosenses 3:13 (NT-BAD).




Conclusión. Moisés fracasó porque se anticipó al tiempo de Dios; se abrió camino hacia el liderazgo prematuramente. Y, ¿cuál fue el resultado? Nadie lo siguió. Jesús dijo más de una vez: “mi tiempo aún no ha llegado”, Juan 7:6; 2:4; 8:20. La obra de Dios debe hacerse a la manera de Dios, en el tiempo de Dios. Moisés no estaba listo para liderar una nación, debía aprender muchas lecciones espirituales en la escuela del quebrantamiento y la humillación. Si Dios te lleva al desierto, te inscribe en la escuela del Espíritu Santo y te pone bajo su disciplina ni se te ocurra desertar. Deja que Dios trabaje en tu vida y luego trabajará a través de tu vida. Por otra parte, una de las lecciones más importantes de la vida de Moisés es esta: ¡el liderazgo espiritual es algo que Dios designa, no algo que uno asume! Moisés tenía un currículum excelente. Era un líder innato y físicamente atractivo. Sin embargo, no se puede liderar al pueblo de Dios a menos que uno sea un seguidor constante del Señor. ¿Estás siguiendo al Señor? Si no lo estás haciendo, ¡no deberías estar pastoreando ni enseñando su Palabra!