Bíblicamente, la envidia es un deseo maligno de tener lo que pertenece a otros, un sentimiento que va en contra del contentamiento y la gratitud que Dios espera que desarrollemos. Se trata de un pecado que no solo afecta a quien lo siente, sino que puede llevar a la ruptura de relaciones, conflictos y caos. La Biblia nos llama a evitar la envidia y a cultivar un espíritu de amor, paz y gratitud.