"El Señor Jesús [...] les enseñó a sus oyentes cuál era la relación que él sostenía con la ley de Dios. Su postura fue bastante clara: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir». MacArthur dice a este respecto: “La mayor parte de sus oyentes, sino todos, tenían un concepto equivocado de la enseñanza que Él estaba dando. Casi todos los judíos tradicionalistas consideraban las instrucciones rabínicas como las interpretaciones apropiadas de la ley de Moisés, y concluyeron que debido a que Jesús no seguía con escrupulosidad esas tradiciones, era evidente que estaba fuera de la ley o que la estaba relegando a una menor importancia. Puesto que Jesús ignoró las tradiciones de los lavamientos, los diezmos especiales, la extrema observación del día de reposo, y ese tipo de cosas, las personas creyeron que, por esas cosas, Jesús estaba derogando la ley de Dios”. Jesús de ninguna forma estaba reemplazando la ley de Dios. Y será ahora que él va a explicar como funciona esto, mostrando una variedad de ejemplos acerca de cómo la ley se cumple de verdad. Creo yo que Jesús va a citar el “espíritu de la ley”, que, según entiendo, es la parte más pura de un mandato, es decir, el principio vital, el cual es necesario priorizar. Jesús procuraba con esto, que sus oyentes pudieran entender cuál era la idea de la ley en su estado más puro y que de allí, de esa luz, ellos pudieran evaluar su condición espiritual y por ende su relación con Dios. Aquí Jesús le saca el polvo a la ley y la hace resplandecer como ella realmente brilla. Su brillo trae mayor claridad hacia lo que es el pecado, revela nuestros corazones y nos hace caer en cuentas de cuán pecador el hombre es. No por nada Pablo dijo que «la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo» (Gálatas 3: 24). El dibujo es de un sirviente, un cierto mayordomo, que tiene la tarea de dirigir al hombre a Dios de forma adecuada. Eso es la ley; cuando la entendemos, nos lleva humildes, quebrantados, arrepentidos ante Dios, sabiendo que no merecemos nada más que el castigo y condenación por nuestro pecado. El Señor Jesús nos expondrá a una serie de leyes dictadas en el Antiguo Testamento. Luego nos señalará lo que se dijo de ellas para luego expresar claramente cuál es el espíritu de cada una de estas leyes. ¿Cuáles son los temas a tocar?."-Pr. Rodrigo Cisternas.