Mientras que Jesús fue bien recibido por los de Genesaret, los escribas y fariseos no gustaban de Él, y siempre encontraban la manera de estorbarle o cuestionarle por sus prácticas o las de sus discípulos. Pero, Jesús los confrontaba con la verdad, dejándolos en vergüenza por su hipocresía, recordándonos que la verdad triunfa sobre la mentira y honra a Dios