Evangelio Del Día Martes 29 de Noviembre | Dar Testimonio Perdonando | Hoy en Oración

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Hoy En Oracion
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Evangelio Diario
LITURGIA - 29 DE NOVIEMBRE DE 2022
Ciclo A - Año I - Color Morado
I Semana del Tiempo de Adviento
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Isaías 11, 1-10
Salmo 71
Evangelio Lucas 10, 21-24

“Estas cosas se las has revelado a los pequeños”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Jesús no eleva al Padre un lamento, sino un himno de júbilo (…) También nosotros debemos alegrarnos y alabar a Dios porque las personas humildes y sencillas acogen el Evangelio. Yo me alegro cuando veo esta gente sencilla, esta gente humilde que va en peregrinación, que va a rezar, que canta, que alaba, gente a la cual quizá le faltan muchas cosas pero la humildad les lleva a alabar a Dios. En el futuro del mundo y en las esperanzas de la Iglesia están siempre los “pequeños”: aquellos que no se consideran mejores que los otros, que son conscientes de los propios límites y de los propios pecados, que no quieren dominar sobre los otros, que, en Dios Padre, se reconocen todos hermanos. (Audiencia general, 13 enero 2021)


Reflexión del Evangelio de hoy (Sor Inmaculada López Miró, OP)
Sobre él se posará el espíritu del Señor
En la profecía que hoy nos presenta Isaías, se nos hace una descripción del Reino que ha de venir, es el ya pero todavía no, por eso se dice “aquel día”, porque la creación entera está anhelando la llegada de este Reino. Y es impresionante cómo este Reino va a subvertirlo todo. El Espíritu del Señor, llenando toda la tierra va a hacer de ella un Reino de paz y justicia. Y para que nos demos cuenta del alcance de esta conversión total, nos presenta la nueva relación entre los animales.

De todos es conocido los instintos de los animales feroces, el león, el oso, el lobo, la pantera. Y el profeta nos dice de manera muy atrevida, que pastarán juntos, comerán paja, incluso el niño pequeño meterá la mano en el agujero de la serpiente.

Hermanos, el profeta nos está hablando de nosotros mismos. ¡Qué abismos de oscuridad y pecado puede haber dentro de cada uno! Sin embargo, cuando se posa sobre nosotros el espíritu del Señor, Él nos transforma de tal manera que podemos llegar a ser santos, a vivir de manera heroica las virtudes, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

Por eso Adviento es tiempo de esperanza. Estamos llamados a recibir este espíritu de prudencia y sabiduría, de consejo y valentía, de ciencia y temor del Señor; movidos por Él, no cabe el miedo en nuestra vida, pues nos hará vivir para Dios en todos los momentos de nuestra vida.

Compartir la alegría del Espíritu
El Espíritu Santo se manifiesta de forma plena en las lecturas de hoy, en Isaías mencionando cuatro veces “espíritu de…”, y en el Evangelio, Jesús exulta lleno del Espíritu. Por eso a San Lucas se le llama también el evangelista del Espíritu.

Y Jesús prorrumpe, movido por el mismo Espíritu, en una oración de alabanza. ¿El motivo? Que Dios se fija en lo pequeño, en lo débil, en lo que no cuenta. ¿Hay algo más débil que un tronco viejo, o más limitado que un niño pequeño? Pues esos son los pequeños a los que Dios ha revelado las cosas del Reino. Así le ha parecido bien al Padre.

Y nosotros, sin embargo, pretendemos seguir siendo poderosos, fuertes, grandes, sabios, entendidos. No hemos comprendido aún que el Reino se manifiesta en lo pequeño, en lo humilde, en lo débil. Que Dios no necesita nuestras grandes obras para querernos, Él nos ama en medio de la imperfección, la debilidad, el pecado.

Jesús llama también dichosos a los discípulos porque han sido elegidos para ver y oír los secretos del Reino que está llegando. También esos discípulos a los que Jesús les habla aparte, somos nosotros, es todo aquel que abre su corazón a la alabanza, a la gratitud, a vivir en gratuidad, porque hemos recibido gratis un tesoro que nos salva y estamos llamados a darlo gratis, ¡por eso somos dichosos!

En este Adviento que estamos comenzando, vamos a tratar de abrir espacios a los humildes, a los pequeños, porque los engreídos, los prepotentes y orgullosos, Dios los mira de lejos. Que el Señor nos conceda la sencillez de reconocernos débiles y pequeños ante Él.
¿Dejo actuar al Espíritu en mi vida?
¿Qué actitudes descubro en mi corazón que no están llenas del Espíritu del Señor?
¿Trato de vivir mis relaciones desde la justicia y la paz?


LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de Isaías
Is 11, 1-10
En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.
No juzgará por apariencias,
ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor,
la fidelidad apretará su cintura.
Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos
y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa
y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.
El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago
por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará
como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones
y será gloriosa su morada.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 10, 21-24
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.


Oración

Padre bueno, dame de ese Espíritu que hiciste reposar en Jesús, ese Dador de los siete dones. Dame sabiduría para saborear cada situación en mi vida, intelegencia para entenderme y entender a mis hermanos, consejo para llevarte a la vida de mis hermanos, fortaleza para permanecer firme en la tribulación, ciencia para penetrar en tus misterios insondables, piedad para que a cada instante crezca en mí el deseo de estar en intimidad contigo y un santo temor de ofenderte que me lleve a huir de las ocasiones de pecado; dame tu Espíritu de vida para configurarme con tu Hijo Jesús, mi Señor.

Acción

Hoy me aprenderé los siete dones del Espíritu Santo y los pediré a lo largo del día.