Hay dos realidades incuestionables y que se deben afrontar con la mayor urgencia posible. La quema de combustibles fósiles genera gases de efecto invernadero que están cambiando el clima y amenazan la sostenibilidad y la estabilidad de la vida en la Tierra. Por otro lado, los seres humanos somos altamente dependientes de un recurso finito que, más temprano que tarde, se acabará. Una de las soluciones prioritarias se llama transición energética hacia energías renovables y con cero emisiones de carbono. Un camino con muchas oportunidades y también sus dificultades y riesgos.
Es aquí donde vemos últimamente una cierta oposición a la instalación de plantas de energías renovables en determinadas zonas fruto de los movimientos retardistas o Nimby (not in my back yard, no en mi patio trasero). En resumen, Se dice SÍ a las renovables, pero NO "aquí".
No obstante, y además de los requerimientos técnicos de estas instalaciones, todos somos conscientes que impulsar la transición energética es urgente para ayudar a mitigar el cambio climático, preservando así el medioambiente y limitando sus impactos, especialmente en nuestra propia salud. En este sentido, la solar flotante, aquella que utiliza láminas de agua estancada, se presta como una tecnología que puede ser parte de la solución a este rechazo creciente, al competir menos en el uso del territorio.
Soltec ha desarrollado un revolucionario seguidor solar flotante, denominado Flotus, que incrementa de la producción de energía entre un 15% y un 25%, y que, además permite el paso de la mayor parte de la luz.
La compañía está recibiendo manifestaciones de interés de desarrolladores de España y Estados Unidos con vistas a hacer los primeros proyectos piloto el próximo año. Hoy hablamos en Hora Verde de innovación y de solar flotante con Eduardo de San Nicolás Juárez, Chief Strategy & Innovation Officer en Soltec.