Obvio todos aquí queremos ser buenas personas, ¿pero qué pasa cuando confundimos ser buenos con querer quedar bien con todo el mundo?
Es imposible agradar a todos, además de que intentarlo resulta muy desgastante. Lamentablemente, pocas veces nos enseñan a poner límites. Ser provida no significa decirle sí a todo el mundo: necesitamos valorar nuestro tiempo, nuestros recursos y no permitir que se aprovechen de nuestra "buena ondita".