¿Qué ocurre cuando resistimos la mano del que quiere transformarnos?
En este mensaje reflexionamos sobre el pecado, no solo como una acción que nos aleja de Dios, sino como una fuerza que interrumpe la obra que Él quiere hacer en nosotros. Como Judas, podemos tener un llamado, estar cerca de la luz, incluso formar parte de grandes planes… pero si cedemos al egoísmo, a la avaricia o a la hipocresía, nuestra vida puede quedar como una pieza sin terminar.
El pecado endurece, detiene, fractura. Nos separa del propósito, de la belleza, de la vida plena en Cristo.
Pero no todo está perdido.
La esperanza brilla para los que aún desean ser labrados por el amor de Dios.
Su gracia restaura, su perdón es fuego que consume la culpa, y su luz es capaz de alumbrar incluso la más oscura de nuestras decisiones.
Déjate moldear. Aún no es tarde para que seas una obra terminada en las manos del Maestro.