Jesús pronuncia una declaración impresionante y llena de significado en este pasaje: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en tinieblas». Con estas palabras contundentes revela claramente quién es y qué trae al corazón humano: no solamente claridad, sino también dirección segura en medio de una vida muchas veces confundida, agotadora y llena de dudas.