El evangelio de Juan 7, 40-53 refleja la confusión y división que genera la figura de Jesús. Algunos lo reconocen como el profeta esperado, otros como el Mesías, mientras que varios lo descartan simplemente porque, según sus criterios, el origen de Jesús no coincide con lo que esperaban. La autoridad religiosa, por su parte, desestima cualquier posibilidad de que Él sea enviado por Dios y ridiculiza a quienes piensan diferente, incluso a uno de los suyos, Nicodemo, que se atreve a pedir un juicio justo.