El evangelista Juan relata un encuentro singular entre Jesús y un alto funcionario que, pese a toda su influencia y privilegios, se ve obligado a reconocer que ni su poder ni su prestigio pueden rescatar a su hijo de la muerte. Este episodio nos muestra claramente cómo la desesperación rompe esquemas, derriba orgullos y pone al descubierto la vulnerabilidad escondida tras la fachada social que tanto cuidamos.