Jesús habla con realismo a sus discípulos: los envía como ovejas en medio de lobos. Esta expresión no es para generar miedo, sino para hacerles comprender que el anuncio del Reino no será una tarea cómoda. Tendrán que ser prudentes y astutos, como la serpiente; pero también transparentes, como la paloma. No se trata de usar doble cara ni disfrazarse, sino de actuar con sabiduría sin perder la sencillez que nace de un corazón limpio.