Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, los bombarderos fueron una de las primeras armas utilizadas en el conflicto, obligando a utilizar máscaras de gas, construir refugios y evacuar a los niños de las ciudades bombardeadas. Fue además el arma más utilizado para atacar a ciudades lejos del frente con el objetivo de masacrar civiles con el único objetivo de causar pánico, caos y destrucción.