Enseñanzas Glorioso Amanecer

Después de examinar el origen, la enseñanza bíblica, la trampa cultural, la postura del cristiano y el testimonio de la iglesia, queda claro que Halloween es una tradición pagana contraria a la fe cristiana. No se trata de un juego ni de una simple costumbre cultural, sino de una práctica que honra las tinieblas y abre puertas al enemigo.

Vivimos en un tiempo que celebra lo oscuro como si fuera normal. Cada 31 de octubre, las calles se llenan de decoraciones de fantasmas, calabazas con rostros aterradores, disfraces de brujas y demonios. Muchos lo ven como una fiesta inocente, como un entretenimiento familiar. Sin embargo, la realidad espiritual detrás de Halloween es seria y no debe ser ignorada por los hijos de Dios.

Un bebé recién nacido no puede sobrevivir sin alimento. La leche materna es perfecta porque contiene los nutrientes y anticuerpos necesarios para la salud. Así también, el nuevo creyente necesita la leche espiritual para crecer fuerte y robusto en Cristo.

Seguramente más de uno busca la excusa para justificar su imposibilidad de cambiar, pero les aseguro que una vez que estén decididos, y hayan establecido sus prioridades, van a ir para adelante, y cuando estén avanzando no se detengan ante el primer obstáculo, no va a ser fácil, van a tener que arriesgar y sacrificar muchas cosas, pero la recompensa es algo que no tiene precio.

Podemos creer que Dios existe dentro de nosotros y sentir su poder, o podemos descreer por completo de todo; lo real es que tenemos libre albedrío y cada uno elige iniciar un camino de aprendizaje y práctica cristiana, o simplemente ignorarlo.

Jesús ha dicho a sus discípulos: “No temáis, manada pequeña” Estas son palabras fortalecedoras y llenas de profunda esperanza ante el tema de las preocupaciones tratado aquí. Los discípulos de Jesús no siempre han sido numerosos, pero a ellos, desde el principio, les ha asegurado su amor, cuidado y provisión.

Vivimos en un tiempo donde la presión para conformarnos con este mundo es más fuerte que nunca. La cultura nos dice: “cállate, adáptate, no seas radical.” Las voces del sistema empujan a los creyentes a comprometer la verdad, a negociar convicciones, a suavizar lo que Dios ha dicho claramente. Y cuando decimos que no, el horno se enciende.

La Biblia nos enseñó en estas tres enseñanzas que la unión con Cristo define quiénes somos, y que el llamado inmediato es permanecer en Cristo. Nosotros somos esposa del Señor. Él nos amó, nos lavó, y quiere presentarnos gloriosos. Él nos dijo que separados de Él nada podemos hacer. Esta verdad me mueve a una decisión. Yo no quiero vivir medio pegado. Yo quiero vivir pegado del todo.

Una unión viva produce cambios visibles. No se puede esconder. Donde hay unión con Cristo, hay santidad, hay conformidad al carácter del Esposo, y hay armonía en el cuerpo. Si yo persisto en división y pecado, hay un problema con mi unión. Y ese problema se resuelve regresando a Cristo.

Entre más pienso en el crecimiento de la iglesia, más entiendo que no hay crecimiento real sin unión con Cristo. Podemos organizar ministerios, producir actividades y llenar agendas, pero si no vivimos permanecer en Cristo, todo se vuelve esfuerzo humano.