Enseñanzas Glorioso Amanecer

Vivimos en un tiempo donde muchas personas se sienten atrapadas en sus errores, heridas o fracasos. Algunos creen que necesitan hacer algo extraordinario para que Dios los acepte. Otros sienten que han fallado tanto que ya no merecen una segunda oportunidad. En medio de tanta confusión, dolor y esfuerzo humano por alcanzar a Dios, la Biblia nos presenta una verdad gloriosa y liberadora: todo lo...

La vida cristiana no está exenta de sufrimiento. De hecho, Jesús fue claro cuando dijo que en el mundo tendríamos aflicciones (Juan 16:33). Pero la gran diferencia para quienes creemos en Dios es esta: nunca atravesamos el dolor solos.

Estar en Cristo significa compartir en todo lo que Cristo hizo y todo lo que es hoy. Estar en Cristo significa tener una nueva "posición" ante Dios. Soy amado y aceptado por Dios porque estoy en Cristo.

La indiferencia espiritual no es neutral. Es tibieza, es orgullo, es desconexión disfrazada de estabilidad.Pero Dios, en su amor, todavía llama. Todavía toca la puerta. Todavía ofrece restauración.

Una de las enfermedades más peligrosas en la vida cristiana no es el pecado abierto… es la tibieza. No es el odio a Dios, es la indiferencia hacia Él. Muchos asisten a la iglesia, cantan alabanzas, y hasta sirven en algún ministerio. Pero por dentro, ya no hay fuego. Solo rutina. Solo apariencia.

El milagro más grande que todos debiéramos anhelar es el milagro de la salvación del alma. Y Malco no pudo decir que no tuvo oportunidad de conocer a Jesús, el texto bien dice antes de que esto sucediera: Juan 18:4-7

La historia de la mujer cananea nos muestra la importancia de perseverar en la oración y la fe, tener humildad en nuestra relación con Dios y aprender a amar sin prejuicios ni discriminación. A menudo enfrentamos pruebas y dificultades en nuestras vidas que nos hacen sentir abandonados por Dios, pero debemos recordar que Él está siempre presente y dispuesto a escuchar nuestras peticiones....

Este mensaje no es para llenar la mente, es para mover la vida. El Espíritu nos pregunta: ¿estamos listos? ¿Estamos viviendo en santidad, en fidelidad y en esperanza? ¿O estamos confiando en nuestra propia agenda, olvidando que el tiempo se acorta? El Señor nos advierte: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie...

La Biblia presenta a el rapto y a la segunda venida como eventos distintos que cumplen propósitos complementarios dentro del plan de Dios. Compararlos nos ayuda a mantener firme la esperanza y a no caer en confusión.

Después de hablar del consuelo y la inminencia de el rapto, debemos mirar la otra cara de la promesa: la segunda venida de Cristo. Aquí ya no hablamos de un encuentro en las nubes, sino de una manifestación pública, visible y gloriosa que sacudirá a todas las naciones. La Escritura lo presenta no como un misterio secreto, sino como un acontecimiento mundial.