Enseñanzas Glorioso Amanecer

Desde hoy nos discertaremos en el Salmo 51, conocido por su poderosa oración de arrepentimiento: “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro”. Pero, ¿qué hay detrás de esta súplica?

El Señor no nos llamó a su luz admirable para que vivamos encadenados a un pasado que ya él perdonó y redimió en Cristo. No te detengas en lo que fuiste, camina en lo que Dios está haciendo contigo ahora. No solo recuerdes lo que Dios hizo, cree en lo que está haciendo y va hacer.

Cuando el salmista trajo a su memoria la bondad y la fidelidad de Dios, que habían sustentado a su pueblo Israel en medio de las dificultades, esos hechos maravillosos del pasado avivaron su esperanza: Dios es digno de confianza y capaz de cambiar las circunstancias presentes, como lo hizo antes.

Te invito a que disertemos sobre tres verdades fundamentales acerca de nuestro pasado y cómo Dios, en su gracia y sabiduría, trata con él.

Hoy exploraremos no solo los obstáculos que Zaqueo tuvo que enfrentar, sino también las ventajas que le impulsaron a buscar a Jesús y los asombrosos resultados que siguieron a su encuentro con el Salvador. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra propia vida: ¿qué obstáculos nos impiden acercarnos a Dios? ¿Qué ventajas podemos aprovechar para buscarle con fervor? La historia de...

Creer solo cuando se ve es humano. Pero Jesús nos llama a algo más profundo: a confiar en su Palabra, aun cuando no haya señales. A seguir caminando cuando el cielo está nublado. A mantenernos firmes cuando no hay respuestas.

El evangelio de Juan relata un momento honesto, real. Tomás, uno de los doce discípulos, no estaba presente cuando Jesús se apareció resucitado. Cuando los demás le dijeron: “¡Lo vimos!”, él respondió: “Si no lo veo con mis propios ojos, no lo creo.” En otras palabras, “yo necesito pruebas”.

Guiados por el Espiritu Santo en un Devocional lleno de unción, milagros y liberación.

Hermanos, el mensaje de Miqueas 6:8 es tan relevante hoy como lo fue en los tiempos del profeta. Dios no nos pide cosas imposibles ni sacrificios vacíos. Él nos llama a hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con Él. Al vivir estas verdades, no solo agradamos a Dios, sino que también transformamos el mundo que nos rodea.

Hermanos, cuando escuchamos la palabra “misericordia,” solemos asociarla con actos de bondad o perdón. Sin embargo, en Miqueas 6:8, Dios no nos llama únicamente a practicarla, sino a amarla. Esto implica que la misericordia no debe ser un acto ocasional, sino un reflejo constante de quiénes somos como seguidores de Cristo.