Cuando iniciamos el camino espiritual, tendemos a pensar que debemos desarrollar una identidad sin dolor, sin sufrimiento y sin sombras. Buscanos la perfección, un espejismo que lo único que trae es frustración y más sufrimiento. Hoy quiero compartirte una enseñanza muy importante y es la de aceptar la imperfección, porque es desde allí que puede brotar realmente la ecuanimidad y la paz interior que estamos buscando. ¡Espero te inspire!