Desde esta visión, el amor de pareja no es simplemente una atracción física o emocional, sino un encuentro significativo entre dos almas que tienen un propósito evolutivo compartido. Se considera que antes de encarnar en esta realidad, estas almas pudieron haber establecido un contrato álmico, un acuerdo tácito para encontrarse, aprender juntas y apoyarse mutuamente en su camino de crecimiento espiritual.