San Juan Pablo II describió los Misterios Gozosos del Rosario como una invitación a contemplar los eventos iniciales de la vida de Cristo, en los que resplandece la alegría de la salvación. Estos misterios muestran cómo el plan de Dios se cumple en la humildad y la sencillez, a través de la Virgen María y los acontecimientos de la infancia de Jesús.
La Anunciación: María acepta con fe y humildad ser la madre del Hijo de Dios, resaltando su "sí" como modelo de disponibilidad total al plan divino.
La Visitación: María visita a su prima Isabel, llevando a Cristo en su seno, y ambas mujeres celebran la obra de Dios en sus vidas.
El Nacimiento de Jesús: En la pobreza de Belén, Dios se hace hombre, manifestando su cercanía y amor hacia la humanidad.
La Presentación en el Templo: Jesús, como primogénito, es presentado a Dios, simbolizando su consagración y misión redentora.
El Niño perdido y hallado en el Templo: Jesús, a los 12 años, revela su identidad divina al ocuparse de las cosas de su Padre.