No hay duda de que el debate de investidura de Feijóo pone de manifiesto, desgraciadamente, la decadencia moral del sanchismo. Lo cuestionable no es que el líder del segundo partido acabe formando un gobierno de coalición, algo que no es censurable en un régimen parlamentario, sino el precio que está dispuesto a pagar. Estamos ante un nivel de degradación ético y moral que no tiene parangón en la historia de la democracia española. No creo que exista un caso similar en el Derecho Comparado. En numerosas ocasiones he expresado mi rechazo a la teoría de que tiene que gobernar la lista más votada. Es un despropósito, porque tiene que hacerlo la formación que sea capaz de formar una mayoría parlamentaria que garantice la estabilidad de un gobierno. Sánchez tendría toda la legitimidad de ser presidente si no fuera a cambio de mercadear con la Constitución, las leyes y la división de poderes. Esto es lo que me separa del sanchismo. Estamos asistiendo a un mercadeo vergonzoso que entra en colisión, además, con lo que significa el socialismo.