La inmensa mayoría de los jueces y los fiscales se han movilizado para defender el Estado de Derecho frente al intento de Sánchez de controlar el Poder Judicial. La situación es tan grave que han sentido la necesidad de mostrar su rechazo no solo con las protestas de sus principales asociaciones, sino saliendo a la calle. Al sanchismo y sus aliados políticos y mediáticos les molestan unos jueces y fiscales independientes, porque instruyen causas que afectan a la familia presidencial y a la corrupción sistémica del PSOE. Les gustaría más contar con operadores del Derecho como Conde-Pumpido dispuestos a servir al poder político siempre que sea de izquierdas. No quieren juristas con una buena formación que superen unas oposiciones basadas en el mérito y la capacidad. Esa Justicia del pueblo que denominan democrática es, simplemente, una monstruosidad. Es la peor pesadilla para cualquier demócrata. Nos retrotrae a los planteamientos de la izquierda populista iberoamericana de Hugo Chávez, Cristina Kirchner, Daniel Ortega o Fidel Castro. Por supuesto, nada más cómodo que los jueces y fiscales que había en la Unión Soviética.