Aestas alturas es muy poco recomendable que alguien quiera unir su suerte al sanchismo. Es un error de manual, pero Carles Puigdemont y Aitor Esteban apoyan a Sánchez. La contradicción con lo que sucedió con la moción de censura contra Rajoy es evidente, ya que entonces se sumaron. Era una corrupción antigua que no afectaba al presidente y su Gobierno. No importaba, porque Sánchez y sus aliados querían alcanzar el poder a cualquier precio. A estas alturas resulta una cruel ironía que fuera Ábalos, que ha conseguido una notable popularidad eclipsando a Torrente, quien defendiera la moción de censura.