Pedro Sánchez y Beatriz Corredor coinciden en su desconocimiento sobre el sistema eléctrico más allá de lo que sabemos el común de los mortales. No son ingenieros y nunca habían trabajado en las empresas del sector. El primero ha dedicado su vida profesional a la política y la segunda es registradora de la propiedad, pero, sobre todo, una política a la que le han dado un chollazo de 546.000 euros al año, sin contar gastos de representación y el coche oficial, por presidir una empresa pública que es un monopolio. No hay duda de que mi perra Lolita haría la misma aportación profesional que Corredor, ya que no se sabe que conocimientos especiales tiene para ser la presidenta de Red Eléctrica, aunque lo podría hacer a un precio más económico. A Sánchez no le puedo pedir que sea un experto en este terreno, aunque se podría preparar mejor las comparecencias y, sobre todo, tener una política de comunicación más eficaz y empática. En este terreno me temo que teniendo cerca al multimillonario José Miguel Contreras y siguiendo los consejos de Óscar López camina con paso firme al fracaso final.