El próximo 1° de marzo puede decirse que se abre el año de las elecciones. En junio habrá internas partidarias, en octubre elección de Parlamento y eventualmente de presidencia, para terminar en noviembre, con la segunda vuelta, si ningún candidato llega a la mayoría absoluta en la instancia anterior. Vendrá el verano en esa larga espera que caracteriza a nuestro país en materia de transmisión de mando. Basta ver lo rápido que ocurrió todo en Argentina para advertir en qué punto nuestro período de latencia es tan largo. No es casualidad porque en la Constitución del 30 mucho se discutió en materia de plazos, vinculado todo al mundo agrario y a las dificultades de los caminos en invierno.