El 29 de noviembre de 1954, en las calles de Petarè, Venezuela, dos repartidores, Gustavo González y José Ponce, se encontraron cara a cara con lo desconocido. Un objeto volador de aspecto alienígena iluminó la noche, y de él emergieron seres humanoides de naturaleza incomprensible. Lo que siguió fue un enfrentamiento asombroso y aterrador que se ha convertido en una de las historias más enigmáticas de encuentros cercanos.