🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Viernes, 6/6/2025
Serie: HASTA QUE EL MUNDO ARDA 🔥
EP#4 EL FUEGO QUE CONSUME Y PURIFICA
📖 “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor." Hebreos 12:28,29
Hay versículos que acarician el alma. Hay otros que la estremecen hasta los huesos, Hebreos 12:29 es de esos. No es una advertencia a los rebeldes de afuera, sino un recordatorio a los redimidos de adentro. Nuestro Dios, no el de otros, no el del pasado, no el del Antiguo Testamento únicamente, sino el Dios vivo, presente, eterno: es fuego consumidor.
Dios no es una imagen para contemplar a la distancia. No es una idea. No es un concepto que se acomoda a nuestros esquemas. Dios es fuego. Y no cualquier fuego. Es (pyr katanalískon): fuego que lo devora todo. El escritor no habla aquí de juicio sobre el impío, sino de cómo deben vivir los redimidos… aquellos que han recibido un “reino inconmovible”. Este no es el fuego que destruye la rebeldía. Es el fuego que demanda santidad a los que han sido llamados. Es el fuego ante el cual se rinde un culto que no es superficial, sino "agradable, con temor y reverencia".
El texto comienza con un llamado: “tengamos gratitud” (échōmen charin). No una gratitud tibia, momentánea, sino una que se convierte en servicio, en adoración, en entrega diaria. Una gratitud que no se expresa solo con los labios, sino con cuerpo y alma, con decisiones y renuncias, con lágrimas y obediencia. En Cristo tenemos una herencia segura, eterna, gloriosa. ¡Qué promesa! Pero inmediatamente se nos dice: “sirvamos con temor y reverencia”, porque este mismo Dios es fuego consumidor.
El verbo griego para “sirvamos” es (latreuō), que se refiere a un servicio sagrado, como el del sacerdote en el templo. No es una actividad superficial o voluntaria, sino un estilo de vida devoto, santo, íntegro. Y no se ofrece de cualquier manera. El Dios que acepta adoración es el mismo que encendió el fuego que consumió el altar (Levítico 9:24), y también el que consumió a Nadab y Abiú por ofrecer fuego extraño (Levítico 10:2).
La expresión griega (eulabeías kai déous) traduce “temor y reverencia”. No es miedo servil. Es un estremecimiento glorioso ante la presencia de lo santo. Es el temblor del que ha visto al Rey y ha dicho como Isaías: “¡Ay de mí!” (Isaías 6:5). Dietrich Bonhoeffer expresó: “El Dios que camina entre nosotros no es un ídolo de madera, sino el fuego que purifica la adoración.”
El problema de muchos creyentes hoy no es falta de conocimiento, sino falta de temor reverente. Nos hemos acostumbrado a un concepto liviano de gracia. Hemos hecho del Dios que es fuego una llama decorativa en nuestra chimenea religiosa. Pero Hebreos nos confronta: “Nuestro Dios es fuego consumidor”. No era. Es. Presente. Eterno. Activo. En Isaías 33:14, el pueblo se hace una pregunta inquietante: "¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?" Y la respuesta no es “nadie”. La respuesta es: "El que camina en justicia..." (Isaías 33:15). El fuego no es solo juicio. También es presencia. El mismo fuego que condena al impío, purifica y habita en el justo. Pero ese justo no vive relajado. Vive en temor… ardiendo.
No fuimos salvados para caminar en tibieza. El que tiene un Reino inconmovible debe vivir con una fe inconmovible. No hay espacio para compromisos tibios ante un Dios ardiente. No hay excusas para vivir en la periferia del altar. Como dijo A. W. Tozer: “El mundo está esperando ver a un cristiano en quien el fuego de Dios arda tan intensamente que otros vengan a ver qué está ocurriendo.”
No hay mayor contradicción que cantar con pasión el domingo y vivir sin temor el resto de la semana. Nuestro culto racional, cotidiano, diario — ....................
🖋️ Nelson Gallitto
🎶🎵 Arder en fuego - Soul On Fire Third Day cover en español por FOW Worship