
🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Jueves, 22/10/2025
Serie: Hechos para una iglesia sencilla 💒
EP#29 LA IGLESIA SENCILLA es SALUDABLE (IX) Factor 08- Dar
📖 Lectura del día: Hechos 2:44, 45, 47; 11:27-30; 19:19-20; 20:35 “Y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía… y se repartía a cada uno según su necesidad.” (Hch.4:32-35)
En la iglesia del primer siglo, el dar no era una obligación religiosa : nunca se pidió el diezmo, ni era una estrategia financiera. Era una expresión viva del amor de Cristo. No se daba para mantener edificios, sostener estructuras, ni pagar sueldos profesionales. Se daba para los pobres, las viudas, los huérfanos, y para la extensión del Reino de Dios. Cuando Jesús caminaba con sus discípulos, Judas tenía la bolsa. Y cuando el Señor le dijo “lo que vas a hacer, hazlo pronto”, los demás pensaron que salía a dar algo a los pobres (Jn. 13:29). Ese era el espíritu del grupo de Jesús: lo que se tenía, se compartía.
Así comenzó también la iglesia en Jerusalén. “Vendían sus propiedades y sus bienes, y los repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hch. 2:45). El resultado fue poderoso: “no había entre ellos ningún necesitado” (Hch. 4:34). El dar suplía necesidades, pero también bendecía al prójimo. Hechos 2:47 dice que “tenían favor con todo el pueblo”. El dar abría puertas, ganaba corazones, y mostraba la gracia —charis— de Dios en acción. Más tarde, en Antioquía, cuando un profeta anunció hambre en Judea, “los discípulos determinaron enviar socorro, cada uno conforme a lo que tenía” (Hch. 11:29). No fue una orden institucional, fue una respuesta personal al amor de Cristo. El dar no era un deber: era un privilegio.
Pablo, al despedirse de los ancianos de Éfeso , resumió esta práctica diciendo: “Debemos ayudar a los necesitados y recordar las palabras del Señor Jesús: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hch. 20:35). Dar no solo bendice a otros, te transforma a ti mismo. El gran paradigma fue el de Bernabé, quien vendió un campo y trajo el importe completo “a los pies de los apóstoles” (Hch. 4:37). Su dar fue sincero, y su nombre quedó asociado a la generosidad apostólica. Sin embargo, no todo fue pureza. En la misma Jerusalén surgió el “síndrome de Ananías y Safira” (Hch. 5:1-11). Dijeron dar todo, pero se reservaron una parte. Querían la apariencia de entrega, sin el costo real del amor. Dios no castigó su falta de dinero, sino su engaño espiritual.
Laodicea era una iglesia que decía “soy rico y no tengo necesidad”; pero según Dios era pobre, ciega y desnuda. Hoy el desafío es el mismo: ¿seremos una iglesia como Jerusalén o como Laodicea? Una iglesia que comparte o una que dice “no tengo necesidad”. La iglesia sencilla entendía que todo pertenece a Dios. David ya lo había dicho: “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cr. 29:14). El dar era reconocer su señorío. Dar es sembrar en la mies (Hch. 19:19-20), invertir en el cielo (Mt. 6:19-21) y ministrar en el santuario (2 Co. 9:11-15).
📲 La Frase: La ofrenda no es para que Su mano esté conmigo, sino para que mi todo esté con Él . Porque, como dijo Isabel Allende , “al final, solo se tiene lo que se ha dado”. ✍🏻 (HAG)
🎶 La iglesia de Juan Pablo (Santiago Benavides)