Devoción fragante - Juan Carlos Plehm
11 April 2025

Devoción fragante - Juan Carlos Plehm

El canto del gallo

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🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO


🗓️ 12/4/2023


SERIE: ↩️ SÁBADOS DE CAMBIO


Título: Devoción fragante


Muy buenos días queridos hermanos, es un placer poder compartir nuevamente este devocional de sábados de cambio.

Pensando en este día en especial, y en los acontecimientos que recordaremos dentro de una semana, los invito a viajar en el tiempo, a ese sábado anterior a la fiesta de la Pascua, donde Jesús fue crucificado.

El pasaje de hoy lo encontramos en:

Juan 12:1 y 3

1 Seis días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.

3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

Ese día el Señor sabiendo que pronto vendría su hora, decidió reunirse con aquellos a quienes amaba, y con quienes había compartido en tantas oportunidades.

En el capítulo anterior, Jesús llora ante la tumba de Lázaro, y los judíos dijeron: Miren como le amaba.

Por eso quizás, como una despedida fue a visitarlos, y hoy quiero detenerme en la actitud de María.


Era costumbre del anfitrión poner un esclavo para lavar los pies de del invitado como una señal de hospitalidad y cortesía, pero con agua; Y aquí María, una de las hermanas de Lázaro, toma la posición del esclavo, inclinándose delante de aquel a quien reconocía como Señor, y lava sus pies, no con agua, sino con un perfume cuyo valor era aproximadamente el equivalente al salario de un año.


Y Judas protestó, porque miró con sus ojos carnales el valor en pesos, pero lo importante en este caso no es el valor del perfume, ni la calidad del mismo, sino, la actitud del corazón de María, ella se inclinó ante el Señor en una actitud de humillación, expresando su amor, su devoción, su gratitud, entregando lo más valioso que tenía, y el Señor lo reconoció, porque dijo que esa unción, lo estaba preparando para el día su muerte.


Me atrevería a decir, que ese olor fragante del cual se llenó toda la casa, no provenía del perfume, sino del corazón de María derramado a los pies de Cristo.


Qué bueno sería que este sábado, y que cada día de nuestra vida, derramemos nuestro corazón ante el Señor, como olor fragante, con esa actitud de humillación, de amor y adoración a Él, por ese sacrificio inigualable e irreemplazable que hizo por nosotros en aquella cruz.

Honremos al Señor cada día con lo mejor de nosotros.

Que el Señor les bendiga muy ricamente.


Juan Carlos y Graciela Plehm, Obra Misionera El Maitén Chubut


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