Cuando se aborda el tema de los delitos cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría asocia estos hechos con el régimen nazi y sus atrocidades. Sin embargo, los genocidios perpetrados bajo el mandato de Iósif Stalin constituyen uno de los episodios más sombríos de la historia, y en muchas ocasiones han sido subestimados o pasados por alto. Millones de personas fueron víctimas de hambrunas impuestas, purgas políticas, deportaciones masivas y fusilamientos sistemáticos, transformando a la Unión Soviética en un estado de terror en el que nadie estaba seguro.