En el capítulo 14 de Juan vemos que Jesús se preocupa de afirmar a los 11 en su amor. Piensa en esto, El Señor había suplido todas las necesidades físicas, emocionales y espirituales de los discípulos, y ellos no podían imaginar la vida sin él. Naturalmente, reaccionaron a su pronta muerte con miedo y terror, estaban perturbados, probablemente ellos sólo estaban viendo la muerte de su Señor en términos de qué perderían ellos, no de qué ganaría Jesús. Sabemos por el testimonio de las Escrituras que por medio de su muerte, su ministerio recibiría vindicación, su mensaje recibiría verificación y su misión sería victoriosa. A causa de la obediencia de Jesús al Padre hasta su muerte en la cruz, esta obra redentora hoy nos da verdadera libertad y salvación, y nos promete que un día estaremos con él para siempre. Este mensaje tiene el poder de calmar y dar paz a nuestros corazones, no sólo el día que él vino a nuestros corazones, sino todos los días hasta el día que él nos llame a su presencia o él vuelva por nosotros.