Tal como la alimentación de los cinco mil ilustró la afirmación de Jesús sobre ser el pan de vida, la resurrección de Lázaro en el capítulo 11 de Juan ilustra la afirmación de Jesús de ser la resurrección y la vida. Jesús, no Lázaro, es el objetivo principal del pasaje.
Suele decirse que el poder del Señor es tan grande que si no hubiera llamado a Lázaro por su nombre, todos los muertos de las otras tumbas habrían salido de ellas. En algún día futuro eso es precisamente lo que va a suceder. Jesús dijo en Juan 5:28-29 “..vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”. Que Jesús resucitara a Lázaro fue una anticipación del poder divino que mostrará cuando, al final de los tiempos, resucite a todos los muertos.
Lázaro resucitó en un cuerpo mortal y corruptible que un día volvería a morir, pero Jesucristo cuando resucitó lo hizo como el conquistador de la muerte. Solo Cristo es el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Él Jn. 14:6