Cuando una persona se encuentra en peligro y grita por ayuda, o llama a los servicios de emergencia, lo que espera es que alguien se apresure a acudir a su auxilio. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de que la ayuda no llegue a tiempo o que la ayuda no sea la adecuada o suficiente. Esto es así debido a que este mundo en el que vivimos no es perfecto, y hasta los grupos más capacitados en rescate, pueden no ser 100% efectivos.
Pero, ¿qué pasa cuando clamamos por auxilio a Dios? ¿acaso, nos escucha? ¿tiene la capacidad de salvarnos? A través del salmo 44, el salmista nos dirige a considerar la evidencia del pasado, en cómo Dios ha obrado, y a reflexionar en que él puede obrar nuevamente en rescate en nuestras vidas. Pero no solo eso, también nos dirige a comprender que todo lo que sucede en nuestras vidas, está bajo el control de Dios y servirá para cumplir sus propósitos. De este modo, podemos estar seguros en sus manos aunque las cosas no marchen aparentemente bien.