Como vimos en el capítulo 11 de Juan, los líderes judíos habían decretado que todo aquel que supiera dónde estaba Jesús debía pasarles la información. Sin embargo, vemos aquí en el capítulo 12 que los amigos de Jesús en Betania, en lugar de entregarlo, hicieron una cena en su honor.
En el estudio de hoy vemos; por un lado, a María que en un acto de adoración derrama sobre los pies de Jesús un perfume de alto valor, y por el otro, a Judas indignado por que según él ese perfume se pudo haber vendido para darles ese dinero a los pobres, sin embargo, él tenía otras intenciones. Veremos también a muchos judíos que fueron a Betania a ver a Jesús y también a Lázaro, de quien se decía que Jesús lo había resucitado. Estas personas no eran hostiles abiertamente a Jesús, como Judas y los líderes religiosos, pero tampoco estaban comprometidas con Él, como Marta y María. Buscaban emociones, seguían la última sensación, se interesaban superficialmente en él, pero espiritualmente eran indiferentes.
Nadie es neutral en cuanto a Jesús; puedes amarlo o servirlo, como María y Marta; o ser indiferente y vacilante hacia Él, como la multitud; u odiarlo y oponértele, como Judas y los principales sacerdotes. No hay punto medio.